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Miron Zownir fotografía los bajos fondos de Nueva York 

Zownir crea una misteriosa sensación de atemporalidad que lleva al espectador al reino de la hiperrealidad.

Miron Zownir fotografía los bajos fondos de Nueva York. Muchas almas llegan a Nueva York llenas de sueños y pensando en todas las oportunidades que tienen para encontrarse, sin darse cuenta de que tienen las mismas oportunidades de perderse devoradas por el frenético ritmo de vida que impone la gran urbe.

En la ciudad que nunca duerme, las noches eternas que se fundían con los días también estaban habitadas, allá por los años 80, de ese mundo del underground en el que se vivía a los márgenes de una sociedad despiadada.

En la década de los años 80, este universo gris fue capturado por el fotógrafo alemán Miron Zownir en su serie de instantáneas callejeras protagonizadas por yonkis, prostitutas o vagabundos que formaban parte de los bajos fondos de una ciudad llena de sueños rotos.

«Regresé a una Nueva York diferente, antes del blanqueo capitalista y la gentrificación familiar. Una Nueva York en el cénit de su manía; una Nueva York que ya no existe…».

Miron Zownir fotografía los bajos fondos de Nueva York. Enloquecido por las drogas, acosado por el crimen y totalmente fuera de control, para un fotógrafo radical como Zownir, no había mejor lugar para estar y ahí es donde aterrizó tras tomar la decisión de emigrar de Alemania.

Zownir pasó 15 años en Estados Unidos. Aunque también vivió el desenfreno de Los Ángeles y Pittsburgh, sus primeros nueve años los pasó en La Gran Manzana y los describe como los más atractivos profesionalmente y quizás los más desafiantes personalmente.

De los objetos de sus impactantes fotografías, dice que, describirlos como viviendo al margen, sería sugerir un grado de aceptación e inclusión que rara vez era evidente.

A diferencia de Europa, donde Zownir había observado subculturas que existían en segregación autoimpuesta, en Nueva York todos nadaban en las mismas aguas turbias. Desde drogadictos, prostitutas o artistas de vanguardia hasta enfermos mentales, criminales, exhibicionistas o exploradores de género de todas las tendencias.

Este extraordinario y grotesco teatro se estaba representando en las calles a su alrededor, y Zownir estaba decidido a inmortalizar hasta el último fragmento.


Miron Zownir fotografía los bajos fondos de Nueva York. Por Luiki Alonso

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