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Marketing y arte impostado

Con toda razón decía Machado que «todo necio confunde valor y precio» Despojados todos los valores del talento por una sociedad incapaz de apreciarlos

Marketing y arte impostado. Tradicionalmente un artista adquiría fama en virtud de la excelencia de su trabajo, por haber demostrado unas dotes excelsas, un talento verdaderamente inalcanzable o la capacidad deslumbradora que entraña la inteligencia virtuosa para andar caminos no explorados; el asombro, en definitiva, de lo nuevo y prodigioso, tan turbador y motivante.

Esto era así hasta que el mercado contemporáneo impuso sus hábitos de falsedad y nula ética, plegados a la dinámica comercial más vulgar, que campa a sus anchas en un auditorio de imbéciles, en una sociedad de millones y millones de necios, incapaces de descubrir la calidad y valía en asuntos estéticos (y en otros muchos asuntos).

Dead horses by Maurizio Cattelan

La inmensa mayoría de los artistas más laureados de hoy son una vulgar marca de mercado, creada desde la estrategia del marketing y la publicidad.

El camino, por tanto, se recorre a la inversa. Antes el talento determinaba la fama, hoy la fama se fabrica impostadamente y otorga una falsa idea de talento y valía, realmente inexistentes. El viejo refrán «críate fama y échate a dormir» parece una inquietante premonición de cuanto acontece en este sentido.

Pope John Paul II struck down by a meteorite by Maurizio Cattelan

El arte más afamado, por tanto, no es hoy un producto de la sensibilidad, el talento y la inteligencia; es un producto como otro cualquiera, que aspira a venderse con los fingidos argumentos de la exclusividad y la calidad que aplican todas las empresas que operan en el ámbito del lujo.

Diamond Skull by Damien Hirst

Hay, por consiguiente, un mercado para «pobres» y otro para «ricos» el arte aspira siempre al segundo- , pero ambos nutren sus logros y crecimientos económicos en el comprador estulto o despistado. La seriación de la obra, por otra parte, ha permitido al mercado del arte llegar también a los «pobres».

Marketing y arte impostado. De acuerdo a algunos críticos, a Damien Hirst le importa más el dinero y el escándalo que el arte

LONDON – SEPTEMBER 08: Artist Damien Hirst sits in front of his piece ‘The Incredible Journey’ featuring a zebra in formaldehyde at Sotheby’s auction ‘Beautiful Inside My Head Forever’ on September 8, 2008 in London, England. The two day sale will feature 223 pieces of Damien Hirst’s new works and is estimated to fetch more that ?65 million GBP. (Photo by Peter Macdiarmid/Getty Images)
De acuerdo a algunos críticos, a Damien Hirst le importa más el dinero y el escándalo que el arte. La controversia lo rodea desde sus primeras exposiciones a finales de los ’80. Mil Años (1990) muestra un ciclo de vida completo. En la caja blanca se desarrollan larvas que se transforman en moscas y cuando escapan de su encierro se alimentan de la cabeza de la vaca.

Quizá sea posible todavía encontrar, en este lodazal de falsedad, algún artista cuya fama, importancia cultural e incluso cotización sean merecidas, pero no sería más que la excepción a la regla. Para encontrar a la gente valiosa hay que hacer una ardua labor de rastreo e investigación, las más de las veces muy difícil, en un mundo paradójicamente- de la información y la velocidad en su transmisión.

Nunca antes hubo tanta facilidad para acceder al conocimiento y nunca antes la masa de ignorantes había alcanzado cotas tan elevadas. En este sentido, despojados todos los valores cualitativos de la obra y del talento por una sociedad incapaz de apreciarlos, el único valor que mide la importancia o la calidad es el precio. Con toda razón decía Machado que «todo necio confunde valor y precio».

Marketing y arte impostado. Por Andrés García Ibáñez

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