Emilio Innobar es un restaurante de cocina fusión en el que se democratiza el consumo de una cocina nipona viajera de lo más apetecible
Visitar Emilio Innobar no es solamente viajar a Japón. En su propuesta se percibe una clara influencia occidental a través de los ingredientes que utilizan y los que dan este toque final al plato.
Ofrecen un menú y sugerencias que exponen en una pizarra. En esta casa son muy conocidos por su sashimi de cuatro tipos de pescado cortado al momento en finas casi translúcidas láminas, por su bogavante con salsa tamarindo, por el Dragonfish e incluso por el tataki de dorada
Pero atentos a la nueva creación, una crêpe deliciosa elaborada al momento, rellena de pescado blanco del día, maíz, tomate, cebolla confitada, jalapeños y una salsa fina de curry que abraza todos los ingredientes previamente mencionados. ¡Una delicia!
Una cocina que emociona y respeta al máximo los productos locales y de temporada. Todo lo que pides aquí lo elaboran ante tus ojos ya que la cocina está abierta y puedes observar como lo hacen. Markus es el chef ejecutivo.
Visitar Emilio Innobar no es solamente viajar a Japón. Además nos trae la esencia de Japón, pero algo distinta. Cocina nipona fusionada con el recetario occidental y el producto local del día y del mercado.
Tienen el mejor producto fresco, y lo tratan con justicia y cariño. Es por eso que presentan unos platos muy creativos pero tradicionales a la vez. Me explico: vas a saber lo que estás comiendo en todo momento. Famosa es su Dorada que sirven en forma de tataki, trinchada y bañada en una salsa líquida japonesa.
El local es diáfano con techos altos, predomina el color blanco y estas tonalidades de la piedra natural mallorquina. La luz entra a través de las ventanas iluminando el interior acariciando las mesas. Es un restaurante sobrio, elegante que invita a la calma y el disfrute. Algunas de las paredes lucen cuadros del artista alemán Wilhelm F. Waltersmann.
Visitar Emilio Innobar no es solamente viajar a Japón. Por Rose Sioux