El veganismo está cada vez más presente en la sociedad global y, aunque se tiende a reducir esta práctica al ámbito alimentario, no sólo implica adoptar una dieta que excluya el consumo de cualquier alimento de origen animal.
Dana Ellyn conciencia sobre la explotación animal. La cultura del veganismo surge como contrapunto al maltrato y la explotación animal.
Es cierto que la alimentación ocupa un lugar predominante dentro de esta corriente, pero su ética se extrapola a todos los ámbitos de consumo: la cosmética, el textil, los productos de limpieza…
Otra de las claves de esta forma de vida es la labor de concienciación que llevan a cabo sus fieles integrantes. Una de ellas es Dana Ellyn, una pintora vegana afincada en Washington que busca remover conciencias a través de sus óleos en los que denuncia sin reservas la sobreexplotación animal y el especismo.
La artista explica que para ella lo más importante no es que su público se convierta al veganismo si no que se hagan la misma pregunta que ella se hace cuando pinta sus lienzos: ¿por qué amamos a algunos animales y nos comemos a otros?
“Un cerdo o una vaca son tan inteligente como un perro, a veces incluso más inteligente, y yo ayudo a las personas a establecer esa conexión. Incluso si no se vuelven vegetarianos, al menos se dan cuenta de que hay un problema aquí”, explica Ellyn.
Las pinturas entre el realismo social y el expresionismo resaltan las incongruencias existentes en las relaciones que los humanos establecen con los animales.
El propósito fundamental de la obra de Ellyn radica en animar al espectador a que considere con detenimiento cómo sus elecciones diarias impactan en la vida de los animales y se pregunte si está dispuesto a cambiar sus hábitos para ser más coherente con sus principios.
Dana Ellyn conciencia sobre la explotación animal. Fuente: Leonardo Lee