Los abstractos de Kati Bremme proponen una experiencia contemplativa, pero no se contempla solo una imagen, se habita una atmósfera, un estado de ánimo o un fragmento de paisaje interior.
El expresionismo lírico de Kati Bremme. Su arte minimalista en formato, pero magnético en color y textura, nos conecta con el pulso sutil de la naturaleza, lo orgánico y la emoción pura, en una danza de luz y silencio.

La artista desarrolla una obra abstracta que se inscribe en la tradición del expresionismo lírico pero con una sensibilidad íntima y meditativa. Sus composiciones, frecuentemente sobre papel (acuarela, gouache, acrílico, tinta, pastel), se despliegan en formatos moderados que invitan al espectador a un contacto cercano y reflexivo.
El estilo de Bremme combina libertad gestual con delicadeza. Los trazos no solo flotan sobre el papel, sino que se superponen en capas translúcidas, generando atmósferas etéreas. En estas capas, los blancos translúcidos dialogan con manchas de color vibrante: azules profundos, amarillos cálidos y toques rojos, generando armonías cromáticas sutiles y sugerentes.
Aunque su abstracción no representa figuras concretas, sí evoca naturaleza y fauna de forma enigmática. Por ejemplo, en Yellow (2015), formas circulares y manchas amables recuerdan células, flores o pequeños organismos acuáticos en un entorno primigenio . La abstracción aquí actúa como un micromundo orgánico, donde los elementos vivos emergen desde la memoria y la emoción.
El expresionismo lírico y el simbolismo en la obra de Kati Bremme es particularmente evocador.
El color funciona como indicio emocional: el azul calma, el amarillo ilumina y el rojo conmueve. Este propósito transmite cómo emplea la abstracción para equilibrar estados internos y responder al entorno atmosférico.
La naturaleza aparece no bajo su forma descriptiva, sino poética. Sus obras son como fragmentos de paisaje interior, donde la biomimesis se filtra: manchas que recuerdan plumas, gotas de lluvia o burbujas nacen sin delineación, sugiriendo un mundo en transición y movimiento. El uso de pastel y gouache intensifica lo táctil, logrando una conexión sensorial con lo natural.
Los elementos “animales” y vegetales, aunque implícitos, emergen de la abstracción microscópica, evocando la biodiversidad a través de formas orgánicas, sin representar directamente fauna o flora. Esta presencia latente amplía el sentido introspectivo de sus obras.
El color, por tanto, es el hilo conductor. En su paleta domina el contraste —amarillos brillantes contra azules puros— entre transparencias y opacidades, evocando profundidad y superficie, memoria y luz . A través del color, Bremme fluye entre mundos: el emocional, el natural y el abstracto, cruzándolos en cada composición.
El expresionismo lírico de Kati Bremme