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Saturno Buttò: erotismo sacro y  belleza profana

Un artista italiano cuya obra ha conquistado un lugar destacado dentro del arte contemporáneo con una propuesta estética que resucita el espíritu del Barroco y lo funde con el imaginario Gótico, el fetichismo y la crítica religiosa.

Saturno Buttò: erotismo sacro y  belleza profana. Su pintura, caracterizada por una ejecución técnica meticulosa al óleo, es a la vez provocadora, simbólica y profundamente bella. En ella coexisten el éxtasis y el dolor, lo sagrado y lo carnal, lo místico y lo profano, como si el alma humana fuese un campo de batalla entre el cuerpo y el espíritu, entre el deseo y la redención.

Buttò se nutre visualmente de las tradiciones pictóricas europeas, especialmente del tenebrismo y del realismo barroco italiano, influenciado por artistas como Caravaggio, Zurbarán o Ribera.

Su dominio de la luz y la sombra, el dramatismo de sus composiciones y el uso de fondos oscuros para exaltar las figuras centrales evocan de inmediato el peso simbólico de la pintura religiosa del siglo XVII.

Sin embargo, en sus cuadros no encontraremos vírgenes ni santos tal como los concibió la Iglesia, sino cuerpos tatuados, modelos andróginos, mujeres fuertes y dominantes, figuras cubiertas de dispositivos biomecánicos o elementos rituales cargados de erotismo y misterio.

El universo gótico de Saturno Buttò no es una reconstrucción superficial del estilo, sino una reformulación contemporánea del imaginario oscuro. Lo gótico, entendido como lo inquietante, lo marginal, lo sublime en su forma más abismal, está presente en sus composiciones como una atmósfera densa, como una narrativa implícita que nos recuerda que lo humano es inseparable de sus zonas más sombrías.

La carne, en su obra, es más que materia: es símbolo. Se muestra como receptáculo de placer, de dolor, de penitencia, y también de revelación. Uno de los elementos más fascinantes del trabajo de Buttò es su reinterpretación de los símbolos religiosos, en particular los cristianos.

Cruces, estigmas, aureolas, cálices y relicarios aparecen integrados en escenas donde la sexualidad no está oculta, sino celebrada y sublimada. Sus personajes retratados en poses rituales, estáticas y solemnes parecen mártires de una nueva religión en la que el cuerpo es altar y el deseo, dogma.


Saturno Buttò: erotismo sacro y belleza profana.

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