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Emma Ainala y los cuerpos soñados en el teatro del exceso

El arte de Emma Ainala se sitúa en una frontera difusa y fértil donde lowbrow, conceptual, digital y lo místico se entrelazan con una naturalidad casi inquietante.

Emma Ainala y los cuerpos soñados en el teatro del exceso. Escenas detenidas en mitad de una ceremonia, como fotogramas de un sueño interrumpido que exigen ser leídos en múltiples capas. Ainala no pinta para ilustrar una idea, sino para construir universos. Universos densos, hiperdetallados, cargados de símbolos, donde el cuerpo humano fragmentado, performático, ambiguo es tanto sujeto como objeto, presencia y signo.

Emma Ainala y los cuerpos soñados en el teatro del exceso. Su lenguaje visual saturado de estímulos, colores, referencias y elementos simbólicos convive en planos simultáneos.

Es un arte que recoge la herencia de las mitologías clásicas y la cruza con la iconografía de la cultura pop, del manga, del internet, de los videojuegos, de lo kitsch y de lo marginal. Ainala recupera el espíritu lowbrow desde un lugar profundamente contemporáneo, intelectualizado y emocional a la vez.

Lo suyo no es mera estética del exceso, es una propuesta que utiliza ese exceso como dispositivo conceptual para hablar del deseo, del poder, de la alienación y de la construcción del yo. El cuerpo ocupa el centro de sus composiciones, pero no como cuerpo idealizado o normativo, sino como cambiante, expresivo, ambiguo, deseante.

Un cuerpo que mira y es mirado, que actúa y es representado, que se ofrece a la contemplación pero también se resiste a ser capturado. El acto de observar y de ser observado está siempre presente. En sus obras hay una tensión constante entre la presencia y la objetualización, entre la exposición del cuerpo femenino y su reapropiación simbólica.

Emma Ainala subvierte el espacio tradicional de la musa y se apropia del lugar del demiurgo.

Ella crea las escenas, establece las reglas del juego simbólico, convoca una coreografía visual en la que los cuerpos, aunque escenificados, conservan una agencia perturbadora.


Sus interiores pictóricos tanto físicos como psicológicos o virtuales están cargados de detalles minuciosos. Cada obra es un escenario que alberga múltiples historias a la vez. Las superficies fragmentadas de sus pinturas funcionan como espejos rotos de una realidad alternativa, como ventanas a realidades paralelas donde lo emocional, lo onírico y lo cultural conviven sin jerarquías.


Emma Ainala y los cuerpos soñados en el teatro del exceso. Por Rose Sioux

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