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Wok de woke con salsa alipori

La regla crítica: Wok de woke con salsa alipori.. Cuando el viejo calandraca escuchó la voz que le decía aquello de pídeme un deseo y te lo concederé, no se lo pensó ni una milésima de segundo y escupió una de sus típicas bravuconadas: yo lo que quiero es tener una polla que me llegue hasta el suelo.

De inmediato, el genio de la lámpara le cortó las piernas y las echó en una sartén, para saltearlas con la mentira de un coche eléctrico, un patinete que lo adelantaba, un peatón que cruzaba y se estampaba, un perro que hacía pipí en el portal que está al lado del suyo y otro que hacía popó encima del capó de tu automóvil.

Y en el wok se entrelazaron con una presidenta que se va de copas y se salta el toque de queda, con un partido de fútbol amañado, con un juez prevaricador que tiene los huevos hervidos de decir que aboga por el diálogo frente al autoritarismo, con un ministro de economía y hacienda que toca la campana y se pasa las tarjetas black por la raja que divide sus nalgas, y ere que ere, y una moto aparcada en la acera, y
unos que no pagan ni el agua que beben, y otros que son gilipollas, y un tontolaba y un país al que ya no le importan los desastres de la lava, y un policía que abusa de autoridad, y un vecino que no te espera para subir juntos en el ascensor, y un cerdo que corre por las avenidas, uno que escupe en el suelo, y otro que mastica chicle con la boca abierta, y un taxi que nunca aparece y si aparece huele a saco de dormir, y un fugitivo que decide quien gobierna, y el precio desmedido de un alquiler, y uno que okupa tu casa y te jodes.

Y se empujan el que miente más que habla y otro que inventa por no saber, y un vago y una vaga con ojos vagos, un kung-fu que ni da cera ni la pule, uno que vende hasta su madre aunque no haga falta, una bolsa de plástico y de prepago, uno con coleta y otro con bigote, uno con cejas equiláteras y otro con barba geyperman, un ladrón molt honorable y los escándalos de un rey, una telebasura dentro de tu bolsa de basura, un banco que no te atiende y tu cadáver sentado en un banco, Caperucita que se entiende con el lobo, un montón de guisantes malpensantes que se van de wokes y lo joden todo, un San Bernardo con veneno en su botiquín, la ilusión de todos los días que ya no te ilusiona, un piropo encarcelado dentro del coño de la Bernarda, el negocio fúnebre en la casa de Bernarda Alba en tiempos de Barbie, y corriéndose de corrido para alimentar la vergüenza ajena y que salga espesita nuestra salsa alipori.


Wok de woke con salsa alipori. La regla crítica por Carlos Penas.

La regla crítica es un diálogo transversal entre las artes y miradas asombradas, inquietantes e incluso irrespetuosas, conocedoras del poder de la imaginación en la creación de identidades.

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