Con especial afición por las manos las fotografías de Marie Formica conocida como Mata Harie fascinan con sus momentos íntimos y transmiten honestidad
Mata Harie: las manos cuentan historias. La artista creativa de la ciudad suiza de Lausana, en el lago de Ginebra, fotografió a estas personas en sus momentos más humanos: a veces riendo, a veces tristes, a veces enojadas, o simplemente soñando despiertas.
Al pensar en esta descripción, uno primero se imagina los rostros y las expresiones faciales de una persona. Pero Mata Harie tiene una especial afición por las manos. Las venas, las estructuras y las condiciones anatómicas le resultan fascinantes, y le gusta fotografiarlas.
Las manos cuentan una historia. Por un lado, cómo están posicionadas, los gestos, cómo se sostienen, pero también lo que «está escrito en ellas». Especialmente las manos de las personas mayores, con las arrugas y los signos de los años.
Las fotos de Mata Harie son simplemente cautivadoras por la sencillez y el enfoque, además de captar ese momento íntimo
«Mis fotos tomadas ‘al vuelo’ representan principalmente escenas callejeras, gestos inesperados y emociones. Lo natural está en su punto álgido. Individualmente, las fotos evocan un recuerdo, un sentimiento. Puestas una tras otra, nos cuentan una fábula. Todas las fotos están marcadas con respeto y modestia. El objetivo principal no es arrojar a los sujetos al público, sino contar sus historias».
Ha desarrollado su propia técnica y estilo individual y especial al trabajar con el color, o mejor dicho, con la ausencia de color, es decir, el blanco y negro. Sus fotos nos muestran a las personas de una manera muy especial. De hecho, de una manera simplemente humana y normal.
Soy una persona extremadamente curiosa y sedienta de conocimiento. Desafortunadamente, como muchas personas, sufro de cierta fobia social o timidez extrema, lo cual puede complicar el acercamiento a los demás. La fotografía me permite domar este obstáculo de alguna manera.
Cuando siento que la situación es favorable, me acerco a las personas y les pido permiso para tomar algunas fotos; esto a veces provoca intercambios y agradables conversaciones. Otras veces, claro, no les pido permiso, lo que me permite capturar momentos o expresiones en bruto. También pienso que interesarme en las personas, en sus rostros y expresiones corporales, me ayuda a entender mi propia conducta. Ellos funcionan como mi diccionario emocional.
Sin Photoshop ni brillo. Sus fotos son reales y hermosas, de momentos reales. Fotos de ti y de mí, tal como somos. Algo raro en los medios de hoy en día.
Mata Harie: las manos cuentan historias. Por Áucea Phi