El artista Alex Ceball ha presentado la primera versión de ‘Tramatism or Tramatic Art Studies’ a las Facultades de Bellas Artes de las principales universidades de Estados Unidos y Reino Unido.
Alex Ceball presenta el arte tramático en EE.UU y Reino Unido. El lunes 11 de noviembre el artista Alex Ceball (Santiago de Chile, 1982) ha presentado los resultados de la primera versión de ‘Tramatism or Tramatic Art Studies’’ a las principales escuelas de arte de Estados Unidos y el Reino Unido, incluyendo a las universidades de Harvard, Yale, Columbia, Princeton, Georgetown, Oxford, Stanford y la Universidad de Nueva York.
Estos estudios, inscritos como obra científica en el Registro de la Propiedad Intelectual del Ministerio de Cultura del Gobierno de España, describen las investigaciones técnicas desarrolladas por el artista durante los últimos veinte años entre Santiago de Chile, Buenos Aires, París, Barcelona y que ha presentado públicamente el pasado mes de junio en el Círculo de Bellas Artes de Mallorca.
El Tramatismo o Arte Tramático, trata de una técnica de dibujo y pintura basada en la utilización de la trama como elemento central en la composición de la obra artística, que reúne en sí misma conceptos del arte óptico, la abstracción y el arte figurativo.
Su primera versión en castellano fue entregada antes que su versión en inglés a todas las facultades de Bellas Artes, Academias Nacionales de Bellas Artes, Círculos de Bellas Artes y asociaciones de artistas de España y América Latina tras su primera presentación pública a cargo de la investigadora Judit Vega, historiadora del arte y directora de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) en las Islas Baleares.
Respecto a estos estudios, el artista señala: “El objetivo de presentar la teorización del Tramatismo o Arte Tramático no es solamente documentar dos décadas de investigación en la práctica artística o el de reivindicar la práctica tradicional y sus posibles avances y soluciones. Es también una manera de demostrar a la comunidad artística internacional y sobre todo al mundo del coleccionismo del arte que aún hoy, donde parece que todo está inventado, pueden existir nuevos avances en las técnicas artísticas alejadas de la tecnología, la inteligencia artificial, los robots y la especulación del mercado”.
Asimismo, el artista entrega con sus estudios una visión crítica sobre la actual práctica del comisariado internacional de arte contemporáneo: He escrito yo mismo la teorización de mis investigaciones artísticas desde la más estricta práctica técnica.
No podía tolerar que un comisario escribiera lo que quisiera o se le ocurriera a su imaginación sobre dos décadas de trabajo serio de estudio, como veo que hoy sucede en muchas partes con alarmante frecuencia.
Lamentablemente hoy los artistas nos enfrentamos a una preocupante falta de rigor por parte de los historiadores del arte y comisarios de arte contemporáneo, que parecen inventar discursos más políticos o ideológicos repletos de hipótesis y esdrújulas que justifican cualquier cosa como arte, la mayoría de las veces en beneficio del mercado y al servicio de la especulación.
Del dominio de las técnicas artísticas y sus secretos poco hablan, porque parece que poco conocen. Todo es discursivo y son ellos quienes hoy están al frente de museos públicos, espacios privados, bienales o ferias y me parece muy preocupante este continuo círculo vicioso, que avanza de forma directamente contraria a los artistas y la seriedad que merecemos. No todo es arte y afortunadamente los coleccionistas ya se están dando cuenta de ello. Lo mismo pasa con la gente de la calle que entra a un
museo, ya no acepta cualquier cosa que le ponen al frente. Antes los directores de museos
eran artistas y hoy no queda ni uno solo, los suplantaron los comisarios. Habría que volver a
repensar o revisar esa situación.
“Creo que los artistas, más allá de crear nuestra propia obra física, tenemos la responsabilidad de intentar teorizar de manera concreta nuestra propia técnica, haciéndola entendible para cualquier lector que desee aprender, haciéndola pública y en primera persona, sin intermediarios, con plena autonomía”;
“Creo que un artista debe tener cuidado en que un historiador o un comisario interprete o interpele nuestra obra según le guste o le acomode para justificar una retórica o un concepto que no tiene nada que ver con nosotros ni con nuestra obra. La historia del arte tiene una responsabilidad, no pueden inventarse la historia, crear ficciones, porque los artistas son los que hacen y crean la historia del arte, y de forma muy concreta. El rol del historiador es observar y documentar con rigor, no inventar historias. Para eso está la literatura y la escritura creativa, el teatro y la novela, no el arte. Los comisarios no son
artistas, deben entenderlo”.