Las mujeres góticas de sus pinturas suelen ser figuras literarias famosas, como Ofelia y Mary Shelley, o arquetipos de cuentos de hadas como la Bruja Malvada o la Doncella
Las mujeres inquietantes y románticas de Sarah Dolby. El trabajo de Sarah siempre ha estado centrado en los personajes y combina el retrato tradicional con la narrativa. Deslumbrantes de inmediato por su poder y belleza, pero, al observarlos más de cerca, revelan manos en carne viva, complexiones ruborizadas y, sobre todo, expresiones inquietantes.
Situadas contra fondos austeros pero luminosos, el enfoque de cada obra se centra firmemente en el personaje, y en la profundidad y complejidad de las emociones apenas contenidas detrás de su mirada.
Sarah trabaja con paciencia, construyendo las líneas gráciles de cuellos y brazos delgados, los pliegues de las vestimentas y el sutil tono pálido de la piel en capas de finos detalles.
Para Sarah, dar tiempo a las pinturas permite que sus cualidades emotivas emerjan lentamente en medio de sus paletas atmosféricas, creando obras que son tan personales y resonantes como surgidas de un diario.
En los últimos años ha estado explorando las relaciones entre humanos y animales y cómo puede extender su narrativa a través de estos nuevos personajes, aportando otra dimensión a su trabajo que aborda tanto el lado fantástico como el lado más oscuro de la vida.
Nací y crecí en Nueva Zelanda, pero, como muchos Kiwis, viajé. A mis veintitantos años pasé meses en Indonesia escapando de nuestros fríos inviernos. Allí viajé en moto buscando lugares para surfear, conociendo a los lugareños, acampando junto a la selva, probando la increíble cocina local, descansando en islas aisladas [donde me mordió un ciempiés tropical y un chamán local hizo un ritual a mi alrededor], y dibujando en mi diario…
Las mujeres inquietantes y románticas de Sarah Dolby