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¿Para qué sirven los pobres?

El libro, ‘Casi. Una crónica del desamparo del periodista Jorge Bustos critica la compasión como sentimiento, pero también habla del arte de la compasión como una virtud

¿Para qué sirven los pobres? Durante un año, el periodista Jorge Bustos ha convivido con la realidad de las personas sin hogar en las calles y centros de acogida de Madrid. El resultado de las conversaciones con indigentes, trabajadores sociales y voluntarios es –Casi. Una crónica del desamparo– (Libros del Asteroide), un reportaje narrado en primera persona que nos acerca al drama del sinhogarismo. «Casi» es el acrónimo con el que se conoce al Centro de Acogida San Isidro, el más grande y antiguo de España, que lleva más de 80 años dando cobijo, comida y servicios a personas sin hogar.

«Ni la carrera ni tu posición social te blindan contra la desgracia de acabar en la calle. Una vez que estás en la calle, la deshumanización es implacable», afirma Bustos

Se le ocurrió, cuenta Jorge Bustos, a fuerza de encontrarse por la calle a las personas que pernoctaban en el Casi me di cuenta de que había una historia que contar. Ante esta realidad, yo podía hacer dos cosas: pasar de largo y tratar de que me importunaran lo menos posible o dejarme interpelar por sus vidas. No hace falta una enorme sensibilidad para escoger la segunda, tan solo una mínima curiosidad, incluso periodística.

Me di cuenta, afirma Bustos de que ahí había una historia que desbordaba las páginas del reportaje de un diario, que era necesario escribir un libro. Me planteé si era capaz de sostener la mirada ante una realidad que al principio me generaba rechazo. Mi primer objetivo era un ajuste de cuentas con mi propia indiferencia.

El título del último capítulo es provocador: «¿Para qué sirven los pobres?». Parafraseo una frase de Óscar Wilde que dice: «Si las clases humildes no sirven para dar ejemplo a las clases dominantes, ¿para qué sirven?». En una sociedad utilitarista en la que todo se basa en el interés, la posición o el dinero es fácil preguntarse: «¿Qué beneficio me proporciona la relación con el otro?».

Cuando Adela Cortina habla de aporofobia la define como «el rechazo a aquel del que solo cabe esperar problemas». Los pobres no tienen ninguna rentabilidad: no dan votos, no hacen que un medio tenga más audiencia… Entonces… ¿qué son los pobres? Son nosotros. Los pobres son exactamente como nosotros después de haber recibido muchos palos de la vida. Y para darme cuenta de eso he tenido que hablar con ellos y que me cuenten que fueron catedráticos de Arte o que firmaron en mi periódico.

El 15% son licenciados. La barrera entre el nosotros y el ellos es ficticia. Algunos son víctimas de sí mismos y sus malas decisiones, otras fueron niñas violadas desde pequeñas, otros son alcohólicos porque su padre lo era y recibían palizas a los 10 años. Cuando uno conoce todo esto, la mirada se va transformando y se da cuenta de que no es quien para juzgar a nadie.


¿Para qué sirven los pobres? Extracto de la entrevista de Ignacio Santa María con Jorge Bustos · Fotógrafo: Carlos García Pozo

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