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Extremocerdomastoideo

Cuando los acuerdos extrajudiciales transforman en culpabilidad la inocencia de una persona, se alimentan el chantaje y la intimidación, se destruyen la verdad y la realidad y se hacen injertos de madera en las narices del sistema, para que crezcan. Y es que, si las buenas o malas intenciones siempre determinan el resultado de las acciones emprendidas, en el caso de que aquellas sean malévolas y perversas se activa un músculo minúsculo que se encuentra alojado en el giro cingulado del cerebro, el
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Más pequeño que el estapedio y más fuerte que mil millones de glúteos, el excerma —como se le conoce en la comunidad científica— es capaz de producir un sinnúmero de excermatozoidos malignos. Estas células están siempre de mala hostia y presionan constantemente el córtex del cíngulo medial, perturbando el procesamiento de la información sobre la toma de decisiones y masturbando el comportamiento orientado a metas motivacionales significativas de cada uno de nosotros.

La perversidad de este músculo se mide teniendo en cuenta la energía liberada desde su epicentro y la cantidad de excermatozoidos producidos por el mismo. Las magnitudes malévolas inferiores a 6.0 en la Escala de Puhtering son inherentes al ser humano y, aunque pueden causar daños, éstos son moderados y producidos de manera esporádica.

Es a partir de 6.1 cuando la presión ejercida por ese pequeño gigante se produce de forma habitual, empezando a causar daños severos y otorgando a los individuos la consideración de malas personas. El físico y químico Brian Puhtering estableció tres niveles dentro de este último tramo (Los Hijos de Puta, los Hijos de la Gran Puta y los Hijos de la Grandísima Puta) pero dedicó la mayor parte de su vida al estudio del primero de estos estadios.

Los Hijos de Puta acumulan en su extremocerdomastoideo más energía elástica de la que debieran y eso les garantiza un plus de fuerza, producen una cantidad excesiva de excermatozoidos y éstos ejercen tal volumen de presión en el cerebro que los convierte en seres humanos de sangre fría. Son individuos que adaptan sus falsas sonrisas a las situaciones en las que están inmersos y sus actos reflejos pierden el lógico carácter de actuar de forma involuntaria, lo cual les permite realizar acciones como la de susurrarte una canción al oído y, al mismo tiempo, olvidarse de cualquier principio filosófico para romperte los huevos con una fulminante patada de Kung-fu.


Extremocerdomastoideo. La Regla Crítica por Carlos Penas

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