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Miguel Ángel Madrigal: perros y objetos cotidianos

El escultor trabaja en ese espacio escultórico ficticio para provocar nuevas concepciones de la memoria en el movimiento entre sus piezas, descubriendo relaciones simbióticas entre animales y objetos cotidianos.

Miguel Ángel Madrigal: perros y objetos cotidianos- Explora estas ideas a través de figuras gráciles de perros y objetos cotidianos. Son curiosos y desentrañan una narrativa que el espectador había olvidado que existía. Sus esculturas sienten profundamente y se esfuerzan por conectar con el espectador, actuando como un vehículo para la memoria, evocando momentos tiernos de pertenencia, emoción por y conexión lúdica.

Sus piezas cobran vida en los espacios que habitan, explorando y generando nuevas historias. Madrigal ofrece al espectador una relación renovada con su propio pasado, presente y futuro.

La historia que se cuenta no es una historia que hayamos vivido, sino que recuperamos en fragmentos de tiempo contenidos en nuestras experiencias y expectativas. La memoria se altera fácilmente, existiendo como una entidad invisible que inevitablemente se modifica cuando se recuerda más tarde. Intentar captar una memoria una y otra vez puede desgarrarla aún más. Los detalles nunca son lo que solían ser y cuanto más piensas en ellos, más se desmoronan, perdidos en la ficción y encontrados en la conexión.

La memoria sufre constantemente una mutación, convirtiéndose en una historia, una historia que moldea un espacio ficticio, un meta espacio

La objetivación de la memoria se realiza en momentos escultóricos hechos de lo cotidiano, un lugar familiar con espacios vacíos para ser contemplados por el espectador. Oscila entre la representación y lo oculto, entre la tensión y la elusión, generando intervenciones físicas e imaginadas en la percepción del espectador.

Construimos la memoria a partir de las circunstancias que surgen en nuestro entorno y a pulso de reloj que divide el tiempo. La memoria alude a un pasado que ha perdido su lugar y se cierne como una curiosa presencia fragmentada, ocultándose hasta que un nuevo evento la revive.


Miguel Ángel Madrigal: perros y objetos cotidianos. Por Rose Sioux

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