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«Cerebros rotos» del neuropsicólogo Saúl Martínez-Horta

El neuropsicólogo Saúl Martínez-Horta cuenta en su libro ‘Cerebros rotos’ varios casos de enfermedades neurodegenerativas, fascinantes por lo médico y lo humano, que hablan también de cómo somos como especie

«Cerebros rotos» del neuropsicólogo Saúl Martínez-Horta. Este libro “son enseñanzas que tienen más que ver con el ser humano, con cómo vivimos y entendemos nuestra vida. Mientras que el concepto de ‘cerebro roto’ era una forma relativamente fácil de ilustrar de qué trataban el conjunto de casos que presento en el libro personas a quien de algún modo se les fragmenta ese órgano”, destaca el especialista

Transitar un proceso de enfermedad no es fácil. Pero si el problema afecta al cerebro la cosa se complica porque este órgano es el que nos configura como personas y el que rige todo nuestro cuerpo. Cuando “el cerebro de un paciente comienza a romperse” nada vuelve a ser igual, tanto para la persona que lo padece como quien está al otro lado. “El diagnóstico de una persona no termina cuando esa persona sale del despacho, ahí empieza una historia. Es una historia que tendrá una trayectoria larga y a lo largo de la cual irán sucediendo muchas cosas”, destaca Saul Martínez-Horta.

El cerebro es la  mayor  obra  arquitectónica imaginable creada por la naturaleza

En palabras del doctor, el recibimiento de la noticia “genera mucha frustración, mucho dolor, resignación. Y ahí es donde es muy importante que nosotros que no podemos curar participe activamente en un proceso de aceptación, incluso de anticipación de lo que va a suceder, de disponer de herramientas para poder explicar el por qué de las cosas que están pasando”, relata

A menudo nadie ha advertido que tras los despistes, los gestos extraños, los cambios de carácter, la dificultad para encontrar la palabra que se busca, las visiones o el desánimo, en definitiva, tras esa persona  a  la  que  ya  no  reconocemos,  hay  un  cerebro  que  un  día comenzó a romperse.  

Y cuando lo hace, nada vuelve a ser igual. En quien lo padece se rompe lo que fuimos, lo que somos y lo que pudimos haber sido. En quien lo vive al otro lado, los anhelos, los deseos, lo cotidiano… la vida, toda una vida al lado de alguien que deja de ser quien fue.

Convivir con estos pacientes y aprender de ellos es la herramienta más eficaz a nuestro alcance para aproximarnos a una mínima capacidad de comprensión  del  cerebro,  quizá  «la  mayor  obra  arquitectónica imaginable creada por la naturaleza».

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