El artista australiano protagonizará la próxima muestra anual de la Fundación La Nave Salinas tras artistas como Eva Beresin, Rafa Macarrón, y Kenny Scharf. Una propuesta que juega con la percepción del espectador convirtiéndolo en protagonista.
El minimalismo hipnótico de Jonny Niesche tiñe Ibiza. Hay pocos artistas actuales que usen la palabra sublime. Como a los autores del Romanticismo, a Jonny Niesche (Sídney, Australia, 1972) no le da miedo utilizarla ni convertirla el foco de su discurso, del mismo modo que habla de las paletas de los atardeceres o de la estética glam rock.
Su trabajo protagoniza la exposición anual de la Fundación La Nave Salinas, una institución comprometida en presentar distintos lenguajes artísticos a nuevos públicos en un escenario inédito: un antiguo almacén de sal a los pies de la playa de Las Salinas, en Ibiza, durante el verano.
En su práctica, Niesche crea experiencias jugando con el color y el espacio, un encuentro que espera hacer pensar y meditar al espectador.
“Mi trabajo es minimalismo hipnótico, incluso algún crítico habla de minimalismo pop. Tiene una sensibilidad agradable en general. No es una obra difícil. Está destinada a ser hermosa, pero no superficial. Me interesa jugar con la belleza y un toque de mal gusto que le da un poco de ruptura”, afirma.
“Cuando era niño, no estaba tan influenciado por las cartas de color de las ferreterías como otros artistas. En mi caso, mi madre me arrastraba a los departamentos de cosmética de los grandes almacenes. Allí, me enamoré en secreto de los colores que encontraba, de los espejos, las superficies reflectantes… Eran increíbles. Era la era del glamour”.
Se siente cómodo trabajando el “color field painting”, un estilo de pintura abstracta que nació en Nueva York durante los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado y una de las tendencias dominantes dentro del expresionismo abstracto.
Niesche reconoce la influencia de Mark Rothko –que nunca se identificó con esta corriente, pero es considerado por los críticos como uno de los pioneros de la misma–, al igual que la de Donald Judd y Dan Flavin. Son tres nombres propios de una larga lista de influencias: los fundadores del grupo Zero, Heinz Mack y Otto Piene; las pinturas “color field” de Mark Rothko junto a su camarada Barnett Newman; y las obras de arte minimalistas de John McCracken.
También la música impregna su práctica. Fan de Debbie Harry, Captain Beefheart y David Bowie, los tonos del maquillaje de los setenta y las combinaciones imposibles de la iconografía de la música glam impregnan su trabajo.
“Mi obra explora el campo expandido de la pintura y la abstracción”, confiesa. “Siempre me ha obsesionado lo sublime y cómo, con suerte, tener una experiencia casi trascendental con el trabajo. No en un sentido religioso, sino más bien en la creencia de la espiritualidad de la abstracción. Quiero brindar un espacio donde puedas apagar el ruido y tener un lugar para pensar. Recortar todo y desaparecer en algo”.
Hace tiempo que abandonó el lienzo y el óleo. También la figuración. “Empecé pintando de manera muy realista y el resultado en sí se estaba volviendo demasiado oprimido y cerrado. Intenté usar jeringas y otros instrumentos para pintar, pero no fue satisfactorio”, explica el artista.
“Descubrí que, cuanto más vaciaba la figuración, más posibilidades había. Al reducir el trabajo al color, la forma, el material y la superficie, y al limitar tus opciones, en realidad te hace centrarte en elementos muy específicos y abre nuevas ideas y formas de pensar sobre la creación”.
Niesche trabaja con imágenes digitales que luego traslada por sublimación al voile, una tela transparente que luego estira como por arte de magia sobre espejos. Entonces, sus obras interactúan con la arquitectura del espacio donde existen, donde el espectador se ve reflejado en la obra y se hace partícipe de ella.
“Es esta situación similar al deseo de cuando estás mirando a través de un escaparate algo que quieres y, en algún momento, eres sorprendido por el reflejo de ti mismo. Ese es un punto interesante con el que me gusta jugar”.
El minimalismo hipnótico de Jonny Niesche tiñe Ibiza. Un poco más sobre el artista:
“Llegué tarde al mundo del arte. A finales de los noventa vivía en Nueva York y tocaba en bandas de hardcore haciendo música experimental. Eso sí, pasaba mucho tiempo deambulando por las galerías de Chelsea. Regresé a Sídney en 2001, tenía 28 años.
Ayudando a mis padres en la venta de una casa, me encontré con la pintura haciendo el cartel de ‘Se vende’. Me enganché”. Dos años más tarde, cumplidos los treinta, se matricula en el Sydney College of the Arts. Posteriormente, realizaría una maestría en Viena con el artista Heimo Zobernig. A él debe, el empeño de encontrar su lenguaje propio y romper con lo bidimensional
En la actualidad, vive y trabaja en Sídney. Ha expuesto en galerías de Londres, Nueva York, Viena y Los Ángeles.
Su trabajo también se ha expuesto en varias instituciones, incluido el Lyon Housemuseum, Melbourne (2023); Kunstsammlung WestLotto, Münster (2022); Museum of Contemporary Art, Sídney (2019); Casula Powerhouse, Sídney (2019); The Art Gallery of South Australia, Adelaida (2019); ARTSPACE, Sídney (2017); National Gallery of Victoria, Melbourne (2016) y Centro Australian Centre for Contemporary Art, Melbourne (2016).
Encontramos su obra en importantes colecciones privadas de Europa, Reino Unido, Estados Unidos, Sudamérica, Canadá, China, Hong Kong, Singapur y Australia, así como en instituciones públicas como: Art Gallery of South Australia; Museum of Contemporary Art, Sydney; National Gallery of Victoria; Lyon Housemuseum; M.O.N.A. Museum of New and Old Art; y ARTBANK.
Un poco más sobre la Fundación Nave Salinas:
La Fundación La Nave Salinas dedica una exposición anual, desde 2015, a grandes maestros contemporáneos.
Desde el inicio su fundador, el neoyorquino Lio Malca, tiene como objetivo devolver a la isla que tanto le ha dado tanto un sitio donde habitantes y visitantes puedan disfrutar del arte que él colecciona cada verano.
La edición de 2023 acoge la primera exposición institucional de Jonny Niesche en nuestro país. La Nave Salinas es un edificio de piedra de 700 metros cuadrados situado al borde del mar, construido en 1941 para almacenar la sal cosechada en los estanques integrados en el Parque Natural de Ses Salines. En desuso durante décadas, fue rescatado por Malca para esta fundación sin ánimo de lucro.
Han expuesto hasta ahora KAWS (2015), Marco Brambilla (2016), Keith Haring (2017), Bill Viola (2018), Kenny Scharf (2019), Rafa Macarrón (2021) y Eva Beresin (2022).
El minimalismo hipnótico de Jonny Niesche tiñe Ibiza. Por Cano Estudio