Despojados de ego: la magia de la vulnerabilidad en la creación artística.
Una «Quarantine» artística en el islote Lazareto de Menorca. «Quarantine ha sido tan maravilloso que, por primera vez, me encuentro sin palabras para describir el profundo efecto que ha dejado en mí. Me siento transformado, lleno de energía e inspiración. Despierto, renovado y con el anhelo de crear pinturas nuevas y superiores», nos cuenta Vincent Desiderio, uno de los mentores que ha formado parte de la primera edición de esta catarsis artística.
Y utilizamos la palabra catarsis con pleno conocimiento de su significado a nivel humano, no solo artístico.
El programa de Quarantine, cuyo lema es “La jaula que se convirtió en pájaro”, estaba planeado desde el inicio como un muelle emocional para todo artista en proceso de apertura hacia lo desconocido.
Misterio, ocultación, crisis, redención e intensidad forman parte de una fórmula mágica que ha hecho efecto no sólo en los atrevidos alumnos. Sino, y para gran sorpresa de la organización, también en los mentores que han guiado al centenar de artistas presentes en esta primera edición de Quarantine, que ha tenido lugar en el islote de Lazareto, en Menorca.
Sueños
El germen de Quarantine, ideado por el artista menorquín Carles Gomila, es un sueño. En el sentido literal del término. A veces, las mejores ideas no nos llegan en los momentos de vigilia.
Sí que tuvieron mucho que ver en el proceso de formación del proyecto las horas interminables que Gomila echó para modelar esta experiencia alejada de las residencias y los retiros artísticos.
Dos pilares estuvieron claros desde el principio: no queríamos a turistas con ganas de ocupar su tiempo y íbamos a crear una crisis lo suficientemente profunda como para que, al menos, los alumnos se plantearan su proceso creativo.
¿Cómo? En este caso, las reglas de la isla sirvieron para establecer, ya desde la página web, un primer filtro. Prometimos extenuación, desconcierto y desconexión.
Los artistas que consiguieron su plaza en Quarantine pasaron por un proceso de selección a través de un formulario, opositando a ciegas a un programa que les era totalmente desconocido y conscientes de que tenían prohibida la entrada de teléfonos móviles a la isla de Lazareto.
El objetivo era crear un marco de significado emocional a la experiencia docente, que llegaba de la mano de seis artistas de reconocido prestigio internacional: el ya mencionado Vincent Desiderio, Henrik Uldalen, Nadezda, Jeremy Mann, Emilio Villalba y Nicolás Uribe, que llegaron desde América del Norte, América del Sur y Europa.
La conexión
Y tal como estaba previsto en el planteamiento, fueron estos seis mentores, a través de sus clases magistrales y las horas ocupadas en sus grupos de alumnos, los que lideraron la conexión interna en la isla.
Calculada hasta el milímetro, la extenuación —que sufrimos todos— llevó a cada una de las personas presentes en el Lazareto a mostrar sus peores miedos y su vulnerabilidad.
Despojados de ego y superficialidad, la magia mostró su cara más amable creando vínculos emocionales entre alumnos, mentores, personal y organización. Por primera vez —para muchos —, no se sentían solos en su desconcierto creativo.
El cúlmen de esa conexión llegó a dos días de terminar el evento, cuando el fuego consumió gran parte de las obras creadas con esfuerzo durante toda la semana. Desidero fue el primero en coger su lienzo y lanzarlo a las llamas, dando ejemplo no solo con palabras, sino con hechos. En esas
brasas ardieron decenas de ejercicios, objetos personales, orgullos y hasta un espejo mágico.
Henrik Uldalen, que vistió una inmaculada chaqueta blanca durante todo el evento, la arrojó también al fuego, seguida de la inseparable gorra de Nicolás Uribe. El ego ardió para dar paso a algo nuevo. Más puro y liberador.
El final del experimento
Reacio a hablar en público, Carles Gomila explicó en la última mañana de Quarantine —ante el centenar de personas congregadas— que todo había sido un experimento. Algo que había salido de su mente pero que no estaba seguro de que fuera a funcionar.
Ese mismo día, las aulas y salas del Lazareto se vaciaron de caballetes, pinceles y pigmentos, dejando solo silencio en lo que, por siete días, fue un espacio seguro para almas inquietas. Cada una con su historia, sus heridas y su desconcierto, cruzaron por última vez el trecho de mar entre la prisión sanitaria —creativa— para volver a tierra.
La semana posterior a Quarantine, llegaron mensajes como el de la mentora Nadezda, que nos decía que «el sueño se convirtió en realidad y ahora ha vuelto a ser sueño, un sueño que todos atestiguamos con nuestros ojos y corazones bien abiertos.»
O el de ánimo de Egle, que nos dijo «no olvidéis que disteis libertad a cerca de un centenar de almas llenas de inspiración en un mundo que clama por un arte valiente y genuino, capaz de inspirar a los demás a recordar nuestra humanidad.»
Chris nos decía también que «jamás me vi rodeado de tantas almas con las que pudiese establecer un vínculo tan profundo de una vez. Quarantine ha cambiado mi vida por completo, permitiéndome sanar y adentrarme en lo más recóndito de mi alma, en aquello que desconocía que habitaba en mí o que había perdido en la infancia. Viviendo en un mundo donde gran parte de lo que se hace obedece al miedo o al deseo de superar al prójimo, resultó conmovedor ser testigo del amor que se vertió en esta experiencia.»
Tras siete días intensos, Quarantine demostró que es capaz de propiciar emociones profundas y conexiones sinceras, donde las almas creativas se encuentran en un refugio seguro – el Lazareto de Menorca-, lejos del ruido y las distracciones del mundo exterior.
Así, dejamos abierta la puerta para seguir explorando las profundidades de nuestra humanidad y nuestras inquietudes artísticas.
Una «Quarantine» artística en el islote Lazareto de Menorca. Ponte en cuarentena para la próxima con: Kirsten Anderson, Lita Cabellut, Vincent Desiderio, Guillermo Lorca, Martin Wittfooth y 2 artistas más …
¿Y si te dijera que hay una isla privada, dirigida por artistas, en el corazón del Mediterráneo? ¿Con cerveza gratis y sin teléfonos celulares en absoluto?
Quarantine es un sello de eventos de arte dirigido por artistas líderes en Menorca, España. Somos una comunidad de artistas, amantes del arte y seres humanos de mente abierta.
Ofrecemos lo que la educación académica, debido a su propia naturaleza y propósito, no puede proporcionar: progreso como artista, no como estudiante de arte. El arte, al igual que el sexo, debe ser experimentado para ser entendido.
Ya está abierta la lista de espera para la segunda edición que se celebrará del 16 al 22 de octubre de 2023.
Una «Quarantine» artística en el islote Lazareto de Menorca. Por Quarantine