Popper afirmaba la necesidad de diferenciar entre las teorías científicas y la realidad
Determinismo científico. La existencia del libre albedrío es uno de los problemas filosóficos recurrentes de la historia del pensamiento. Aceptar o no la existencia de nuestra libertad de decisión es adentrarnos en un territorio en el que religión y ciencia adoptan posiciones increíblemente similares. La tesis del universo determinista plantea que todos los aconteceres están predeterminados.
Todos son consecuencia de acontecimientos anteriores y causa de otros posteriores, nada ocurre al azar y todo se somete al imperio de la causalidad. Al ser nuestras acciones también aconteceres, el discurso determinista concluye que, pese a que tenemos la impresión de escoger libremente, en realidad nuestra libertad es falsa e inexistente. En el determinismo religioso, una inteligencia superior de la que todo emana tiene escrito el guion de cuanto sucede.
En el determinismo científico, todos los acontecimientos obedecen a leyes universales y pueden, por tanto, ser predichos si se conocen con precisión los hechos anteriores y esas leyes de la naturaleza. En realidad, visto desde un punto de vista histórico, el determinismo científico lo único que hace es sustituir los mandatos de un dios omnipotente por las leyes científicas, falsamente calificadas de «universales».
El problema de este planteamiento reside en la imposibilidad de conocer, con certeza absoluta de veracidad, todas esas supuestas leyes universales calificadas como verdades irrefutables. Como hemos analizado aquí en otro momento, el deseo de la ciencia por poseer el único conocimiento verdadero es sólo eso, vana ilusión. Aun cuando tengamos la sensación de conocer plenamente esas leyes, siempre podrán, como sostenía Popper, ser falsadas racionalmente.
El mismo Popper advertía de la necesidad de diferenciar entre las teorías científicas y la realidad. La mecánica de Newton, por ejemplo, es un sistema determinista, pues sus ecuaciones pretenden describir la realidad y sus consecuencias inmediatas; sin embargo, de ahí no puede concluirse que esa realidad sea determinista, tan solo lo es su descripción matemática.
La evolución científica posterior, especialmente la Teoría de la Relatividad y la mecánica cuántica, sugieren en cambio un mundo indeterminado, donde prima la casualidad. Por concluir, afirmaremos con la boca pequeña que somos libres y vivimos inmersos en una «causalidad casual».
Determinismo científico. Texto: Andrés García Ibáñez
Revisamos el realismo de Karl Popper e indagamos hasta qué punto fue de verdad realista o simplemente pretendió serlo. Distinguiendo dos áreas dentro del realismo, una general como oposición al idealismo, otra más específica dentro la filosofía de la ciencia, analizamos el realismo de Popper mostrando en las conclusiones que nos encontramos ante un pretendido, y al mismo tiempo, precario realismo. Popper fue, si acaso, un realista kantiano.