El “anacronismo” en la pintura de Roberto Ferri emerge en toda su literal recuperación de la pintura posterior a Miguel Ángel, cediendo sólo a un instrumento de la modernidad, que es el surrealismo.
El «anacronismo» en la pintura de Roberto Ferri. El pintor realmente te deja maravillado por la hábil técnica con la que construye sus íconos de belleza, tormento, con un exceso descarado de anacronismo. De hecho, el suyo es un extremismo que va más allá de las perspectivas que este arte, más allá de las vanguardias, también se alimenta de la memoria del pasado.
A principios de los 80, Roberto Ferri, ha encontrado muchas formas de manifestación con intereses de múltiples tendencias en contenido, forma, guiños al pasado, que ya no escandalizan como escandalizaron inicialmente.
Que el Surrealismo envuelve en su inquietud visceral formas abstractas con indudable sabiduría, pasión y capacidad de identificación, desde las paredes de los museos: desde las paredes de aquellos museos más afectados por el conflicto entre la luz y la sombra, entre la gracia y el morbo de un sadomasoquismo. He aquí un surrealismo que tiene la capacidad metamórfica de un Dalí, salvo que en Dalí es viscoso, en Ferri en cambio el surrealismo es carnal.
Anacronismo radical en la pintura de Roberto Ferri
Hay un cuadro, justo en la apertura de su primer catálogo, que decodifica el sentido de toda la producción: La Belleza que mata el Tiempo. No hace falta molestar a los clásicos para recordar que la tradición afirma lo contrario con melancólico realismo, pero aquí emerge la perentoria y ciega voluntad de Ferri de levantar un altar a su fe en el arte, el arte que es belleza, la belleza que tal vez destruirá el tiempo.
Esta ceguera suya se convierte así en clarividencia, eleva su grito más allá del caos deprimente de tanto célebre arte actual, en la ilusión (que quisiera, aunque no pueda, desear la vida) que va asociada a otros gritos, aunque distintos en el desafío a los venenos contemporáneos.
El «anacronismo» en la pintura de Roberto Ferri. Texto: Maurizio Calvesi