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Salvador Freixedo y la raza humana

La filosofía de hoy en día es el egoísmo, hay que volver a recuperar la esencia, afirma Salvador Freixedo

Salvador Freixedo y la raza humana. Nació en Carballino (Orense) en el seno de una familia profundamente religiosa. A los 16 años ingresó en la Orden de los Jesuitas. En 1947 se fue a vivir a América, donde vivió en varios países ejerciendo sus labores como jesuita.

Publicó su primer libro en 1957 cuando vivía en Cuba: 40 casos de injusticia social, cuya publicación hizo que fuera invitado por el dictador Batista a abandonar el país. En 1968, estando en Puerto Rico, escribió Mi Iglesia duerme, donde planteaba la problemática de una Iglesia encorsetada y denunciaba el poco espíritu evangélico de algunos de sus dirigentes, así como la irracionalidad de algunos de sus dogmas, por lo que fue excluido de la Orden de los Jesuitas tras 30 años de pertenencia. En España se prohibió el libro.

En 1970 apareció en Venezuela su libro Amor, Sexo, Noviazgo, Matrimonio, Hijos. Por influencias episcopales, el partido social-cristiano en el poder lo metió en la cárcel y posteriormente lo expulsó del país. A partir de su rompimiento con la Compañía se dedicó a estudiar la fenomenología paranormal y ufológica.

Salvador Freixedo y la raza humana. ¿Puede ser la inteligencia que hay detrás del fenómeno ovni la responsable de la complicada situación política y económica actual del planeta?

Ha escrito más de 30 libros, siendo el último Teovnilogía, esperado por todos sus seguidores alrededor del mundo y en general por todos los interesados por el fenómeno ovni y los misterios, dado que llevaba más de diez años sin escribir un libro sobre el tema.

Coincidiendo con el lanzamiento de Teovnilogía, se ha reeditado su libro La granja humana, uno de sus libros más conocidos, que se publicó por primera vez en 1989. Esta edición está revisada y actualizada por el mismo Freixedo.

La biografía de Salvador Freixedo es una biografía que nos hace homenajear con cariño desde un primer dogma de respeto: el haber sido capaz de salirse del guion de una rutina desengañada para irse hacia la búsqueda vocacional tan incómoda como coherente.

Honestidad de salirse de un sistema en el que no cree para quedarse a la intemperie de un mundo cada vez más raro. Si otros colegas hubieran hecho lo mismo nos hubiéramos quedado sin clero y mejor nos hubiera ido a los católicos, pues el enemigo de frente se hace más querido y respetado que el amigo falso que va de camarada.

Freixedo fue capaz de renunciar a una vida hecha y cómoda desde la sospecha de que la consciencia no acepta una verdad preestablecida

Un ejercicio de coherencia. En todo caso valoro su pensamiento de la «granja humana» y la consideración de la manipulación del hombre por inteligencias que usan conceptos «divinos» en su propio interés. Me falta mucha información para ni siquiera discutirlo, pero «académicamente» desde luego merece un pensamiento.

Desde luego más que la dictadura positivista de la comunidad científica o del ahora, mercado interreligioso que crea una especie de ONU sin fe. Entre ambos ámbitos seguiré viendo con curiosidad la variable OVNI y sus implicaciones desde una mente que ha aportado mucho.

En su libro Teovnilogía la religión es el fenómeno social más importante de la raza humana, y los ovnis son la gran asignatura pendiente de la ciencia. A primera vista, los ovnis y la religión (los extraterrestres y Dios) no parecen tener nada en común.

Salvador Freixedo, imbuido de profundas ideas religiosas, lo pensó así durante años, hasta que los testimonios de personas fidedignas y las experiencias personales lo convencieron de que, en realidad, y por extraño que pareciera, el fenómeno ovni y el fenómeno religioso (todas las religiones) tienen mucho en común.

Y no solo eso, sino que los tripulantes de los ovnis están detrás del comienzo de las religiones, y su influencia puede trascender incluso más allá de los límites de la fe. ¿Puede ser la inteligencia que hay detrás del fenómeno ovni la responsable de la complicada situación política y económica actual del planeta? Y si es así, ¿Qué oscuros intereses se ocultan en su manera de actuar? ¿son estos seres los instigadores del mal en el mundo?

«En tiempos pasados la humanidad estaba siempre en busca de dioses a quienes adorar, en el futuro vamos a tener que defendemos de los dioses» Salvador Freixedo

«Defendámonos de los dioses» de Salvador Freixedo es un libro que trata de averiguar cómo se manifiestan las inteligencias extrahumanas y qué se esconde realmente detrás de ellas, y lo hace buceando tanto en la historia humana una historia a menudo complicada y plagada de injusticias como en la no menos compleja historia de las religiones.


¿Quiénes son esos «dioses» que desde tiempos inmemoriales parecen ser los instigadores de la mayoría de religiones? ¿Cuáles son sus intereses? ¿Por qué se entrometen en la vida de las personas y juegan con nosotros?

A lo largo de estas páginas el autor busca respuestas a un tema tan controvertido, abordándolo desde un punto de vista donde los límites entre la religión y el fenómeno ovni se difuminan hasta casi desaparecer y convertirse en un todo del que quizá tengamos que defendernos.


«Defendámonos de los dioses» es una de las obras más conocidas de Salvador Freixedo, y una de las más populares de la ufología mundial. Esta edición, revisada y actualizada por el propio autor, no puede faltar en la biblioteca de ningún aficionado a los ovnis… ni a las religiones.

La humanidad ha estado siempre manipulada por seres superiores y lo sigue estando en la actualidad, aunque hoy las estrategias son otras. Algunas de las inteligencias que están detrás del fenómeno ovni (UFO) se valen de los líderes mundiales -que son sus marionetas- para conseguir sus objetivos. Su fin último es tener al ser humano atontado, peleando en guerras, siguiendo a falsos ídolos, en un estado de semizombificación.

¿Usted teme más a los extraterrestres o a los propios humanos?

Una de mis prédicas es no tener miedo, porque el miedo es un arma muy poderosa que, aparte de bajar las defensas, nos debilita espiritualmente. Indudablemente, los humanos me pueden causar un daño más inmediato y si algún extrahumano se lo propusiera podría hacerme un daño mayor. Pero procuro ser buena gente y sintonizar con el bien y lo positivo del universo. Es la mejor medicina preventiva.

Defiende que los extraterrestres están infiltrados en nuestra sociedad. ¿Qué le hace pensar eso?

Es largo de explicar. Como te decía al principio, la calaña de estos seres -los negativos son los que más interfieren- se deja ver en los grandes líderes mundiales que a través de sus thinktanks y agencias de prensa se valen para imponer políticas antihumanas a la sociedad, con el fin de tenerla anestesiada y controlada, con pan y circo y, a veces, ni eso.

Esto se sustancia en autoridades corruptas, un sistema financiero mafioso que organiza crisis ad-hoc, unos medios de comunicación al servicio del sistema y unos políticos psicópatas.

Una señora sale de un barrio de ricos, estropeada como un robot al que se le da abuso y maltrato. La pregunta que nos dejó Freixedo, a lo largo de sus incontables conferencias, apariciones en la radio y la tele, y varios libros, como prolífico autor, fue ¿qué hace que los humanos nos comportemos de esa forma con otros humanos? Y la respuesta parece estar clara: desconfiemos de nuestros dioses.

El Dios a que se refiere Ignacio de Loyola es por supuesto el dios de la Biblia, el rencoroso y miserable dios del Pentateuco. Y a ese individuo yo me niego a darle ninguna adoración ni servicio.

No tenemos mucho qué decir, sino que se murió Salvador Freixedo y ya todo se sigue yendo a la mierda. Cada vez el mundo se vuelve más una granja y los Dioses son más Dioses. La función continúa infortunadamente. Y somos los animales del circo, al que asisten criaturas para nosotros extraordinarias: a divertirse con nuestras monerías de filisteos.

Aún recordamos aquél día que don Antonio Ribera dijo que si los extraterrestres no existían, debíamos inventarlos para acallar jetas racionales de suficiencia.

¿A quién queremos gustar, Salvador Freixedo?

En el cristianismo se nos dice que Dios es nuestro Padre. Pero cuando uno lee la Biblia llega a la conclusión de que el hombre, en esta etapa de su existencia es un pobre huérfano en el Cosmos.

Ahora que saldrán los frikis a hablar mucho de Salvador Freixedo, no queda más que el mutismo. Nos gustaría temernos que esto ha sido una broma pesada, que uno después de muerto solo tiene tierra y putrefacción; pero los malparidos extraterrestres nos harán reencarnar para seguir con su oprobioso y ruin espectáculo, a costa de nuestra orfandad.

Un OVNI nos espera al final de la muerte y al inicio de otra nueva muerte, en otro rincón del cosmos. Tú comprendiste eso, y por eso nunca te atreviste como los rufianes a dar una definición de Dios, sino que te declarabas un agnóstico enamorado de la inmensidad del misterio, misterio al que ayer has penetrado en medio de la complejidad de tu sueño.

Y, como en el amor, te habitó la reciedumbre del que sabe de la próxima desilusión, la cual se alimentará de un nuevo enamoramiento, hasta que alguna vez, quizás, aparezca algo semejante a todo.

¿Somos animales de granja?

El asunto que aborda Salvador Freixedo en este curioso ensayo La granja humana no es el de la existencia de visitantes de otros mundos (cosa que da por hecha) sino las verdaderas intenciones de éstos hacia la Humanidad.


Básicamente sostiene que ellos están aquí desde tiempos inmemoriales, adoptando diversas formas (dioses, voces en nuestras cabezas, apariciones fantasmales…) y usando cualquier método para manipularnos y obtener beneficio de nosotros.

Estos seres no estarían movidos necesariamente por la maldad, sino por puro y frío interés, igual que lo cuando nosotros nos aprovechamos de los animales de una granja. Sólo que en este caso, la granja sería la Tierra y los animales los seres humanos.

La idea es muy atractiva como guion de novela de ciencia ficción. Sin embargo, en las páginas de La granja humana el bueno de Freixedo no logra que su hipótesis sea convincente. Los casos de contactados expuestos rozan el esperpento, convirtiendo esta lectura en un texto sólo apto para alguien completamente convencido de las tesis «freixedianas».

Dicho todo esto, debo señalar que Freixedo me cae muy bien y estoy seguro de que no intenta engañar a nadie con sus teorías, pues él sí cree en lo que predica. No me arrepiento de haber leído La granja humana, al contrario, pues al fin y al cabo es una obra que ofrece un punto de vista muy curioso sobre los fenómenos paranormales y que tiene la virtud de excitar la imaginación. Pero en mi opinión el libro es poco más que un relato fantástico.


Salvador Freixedo y la raza humana. Por Juan Miguel González Noriega

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