Un pop-art a todo color y con una sensualidad que oscila entre la diversión y la excitación, Tom Wesselman se atrevió a retratar desnudos explícitos de mujeres.
La erótica femenina en el ‘pop-art’ de Tom Wesselman. Retratar a la mujer como un objeto sexual es una práctica artística que estamos cansados de ver, pero no siempre fue así, y mucho menos de forma explícita dentro de los códigos de una corriente que juega con el color y la cultura popular para hacer una crítica mordaz del mundo.
Hablamos, como no podía ser de otra manera, del pop-art y de Tom Wesselmann, uno de sus máximos exponentes. El estadounidense alcanzó notoriedad cuando dejó a todos escandalizados ante sus novedosos cuadros, donde retrata a mujeres completamente desnudas de una forma explícita y con una sensualidad tan explícita que contrastaba con las hasta entonces características de dicha corriente artística.
Llamado a las filas para luchar en la Guerra de Corea y finalmente destinado a Kansas, Wesselmann vio interrumpido su sueño de estudiar Psicología. Lo retomaría años después, mudándose más tarde a La Gran Manzana para dedicarse al cómic con tiras críticas sobre las contiendas bélicas.
Interesado por la pintura tras visitar el MoMA y descubrir el trabajo abstracto de Willem de Koonig, sus primeras obras podrían enmarcarse dentro del pop-art, aunque el propio Wesselmann no se sentía identificado al principio con ningún movimiento.
La fama le llegó tras pintar un desnudo femenino usando una paleta de colores basada en un sueño: rojo, blanco y azul. Sus desnudos fueron el epicentro de su trabajo, aunque también pintó paisajes y bodegones con elementos de la vida cotidiana norteamericana.
Wesselmann retrata a la mujer en actitud sensual, provocativa, desnuda y tumbada sobre una cama o un sofá. Su boca, sus pezones y su sexo son los protagonistas de la obra, reduciéndola a un mero objeto sexual en un bello y cuidado escaparate lleno de color con fondo plano.
A lo largo de su carrera probó con distintos formatos, pero el erotismo se hizo cada vez más evidente. Una sensualidad llena de color, propia de la estética del pop-art que nos encanta y excita a partes iguales.
Erótica femenina en el ‘pop-art’ de Tom Wesselman. Por María Toro