El sexo en tiempos de la conquista del universo. Este corto animado lanza algunas preguntas importantes
¿Cómo sería tener sexo en el espacio exterior? En algunas notas hemos hablado sobre el impacto que tiene en la salud de los seres humanos gozar de actividades sexuales placenteras.
En tiempos recientes (y muy liberadores) ha quedado claro que el sexo es más que un acto primario de reproducción de nuestra especie. Sin embargo, no deja de ser el acto que permite concebir de manera «natural».
Desde luego existen métodos muy novedosos, como la inseminación artificial, los vientres subrogados o la concepción in vitro, entre otros, pero para el común de la gente, traer descendencia a este mundo inicia con un acto coital entre un cuerpo sexuado femenino y otro cuerpo sexuado masculino.
Esta capacidad humana se ha dado tanto por sentado que en las investigaciones sobre la posibilidad de habitar otro planeta no se ha analizado suficientemente lo que implica un cambio en casi todas las variables físicas del ambiente que nos rodea, que hacen posible la fecundación de un óvulo a través de un esperma.
Las preguntas curiosas en este sentido (que seguramente alguien más ya se hizo en un rato de ocio) son: ¿cómo sería tener sexo en el espacio exterior? ¿Las erecciones responden a la gravedad o no hay influencia en ello? ¿Los espermas irán a la misma velocidad en Marte y en la Tierra? ¿La gravedad es determinante para ciertas posiciones sexuales?
¿Cómo sería tener sexo en el espacio exterior? Estas y algunas otras interrogantes se plantea Christine Laskowski, escritora y productora del cortometraje Space Sex is Serious Business (El sexo espacial es un asunto serio, 2017).
Este entretenido video resume las preguntas básicas sobre cómo sobreviviremos los seres humanos en el futuro si llegamos a habitar otro planeta.
Quizá más adelante la NASA y los programas de reproducción humana fuera de los contextos habituales logren responder estas dudas.
Por ahora, necesitamos de este planeta que habitamos para vivir, reproducirnos y morir. La Tierra es, y seguirá siendo durante un buen rato, nuestro único hogar.
¿Cómo sería tener sexo en el espacio exterior? Por Monse Aguilar