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La mentira del arte

Casi todo es arte ya, desde la más absurda fotografía desenfocada, hasta cuatro lapiceros clavados en una goma de borrar

La mentira del arte. Todo el mundo es artista, todo el mundo puede publicar un libro y todos sentimos la necesidad de dar al mundo una parte de nosotros. Pero, debe aceptarse que no todo el mundo vale para esta tarea.

Lo que antes era sinónimo de prestigio, de cierto bagaje, ahora por la mercantilización del arte se ha vuelto tosco, vacío y sin alma. Si no existe un concepto de arte, se crea para aumentar el ego de su creador. Si, además, se expone en algún lugar de renombre, todos lo mirarán fijamente intentando encontrar sentido a algo que carece de él.

Jeff Koons

Y, verdaderamente, más que un sentido, hallan un precio. Solo hay que echar la vista atrás al tan afamado vaso de agua expuesto hace tiempo en Arco. Solo queda preguntarse cuáles son las verdaderas limitaciones de lo que es entendido por «arte». Tomando la segunda acepción de la definición de la RAE acerca de la palabra «arte», nos encontramos con lo siguiente:

«Manifestación de la actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros«

Si se hace caso a la RAE, puede extraerse que cualquier autor de cualquier obra puede calificar a su creación como «arte», y por ende, a sí mismo de artista. Por lo que solo queda, desde un punto de vista más purista, determinar diferentes calidades de arte.

«Vaso de agua medio lleno», 2006, de Wilfredo Prieto

La mentira del arte. Pero cuidado, el arte también es algo subjetivo, por lo que todo se sume en una nebulosa de indeterminación en la que se ha perdido el valor a las creaciones artísticas.

Es fácil estar de acuerdo en que un poema de Lorca no tiene la misma consideración, ni la misma relevancia que un poema de un autor novel.

La diferencia estriba en aquello que dieron al mundo, en el sentido de que su obra sí marcó un antes y un después, en este caso, en la poética española.

Además de su inmortalidad. Véase el caso de Bécquer, el cual sigue haciendo sus pinitos entre la juventud enamoradiza.

Puede que nadie escriba los versos más tristes esta noche, pero también puede que esos versos no sirvan para nada. Que nadie los lea o que nadie les vea nada más allá.

Entretanto lo mejor es acompañar al mundo intentando deshojar la maraña de artisteo que existe en nuestro país para encontrar algo que sea verdad. Algo que remueva la conciencia de muchos o algo que establezca que la poesía es algo más que juntar palabras.

Algo que sobrepase los límites de lo estético en la pintura o fotografía. Algo que vuelva a mover al mundo en pos del verdadero arte, rechace el pervertido arte actual y azote en la cara mostrando que el arte era algo más que una visión personal.

La mentira del arte. Fuente: Le Miau Noir

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