Los psicólogos y los psicoanalistas creen que damos mucha información sobre nuestras personalidades y nuestras maneras de entender la vida en los dibujos que realizamos de pequeños.
El extravagante stop motion de Lars Von Trier con 11 años. En esa etapa vital que supone la infancia, cuando estamos todavía puros y libres de prejuicios, todo lo que hacemos, decimos o expresamos nace desde nuestra esencia más pura, esa esencia que marca los adultos que seremos.
¿Qué diría Freud acerca del primer cortometraje que realizó con 11 años el polémido director y guionista danés Lars von Trier?
La figura de von Trier ha estado ligada a la controversia desde que su filmografía impactó con nuestras morales y nuestros lados oscuros en los noventa con cintas como ‘Europa’ o ‘Rompiendo las olas’ que le hicieron salir de las fronteras europeas y empezar a formar esa legión de seguidores y detractores.
Su particular manera de entender el cine dogma y la vida en su lado más crudo han sido plasmadas en cintas como ‘Anticristo’, ‘Dogville’, ‘Dancer in the dark’ o los dos volúmenes de ‘Nymphomaniac’ en los que hace retratos de la escoria humana sin ningún tipo de pudor.
El extravagante stop motion de Lars Von Trier con 11 años. Ya a la edad de once años, el director realizó su primer cortometraje bajo el nombre de ‘Turen til Squashland’ (‘El viaje a Squashland) (1967), ejecutado en stop motion y filmado con una cámara súper 8.
A pesar de presentarse como una ficción infantil, la historia tiene ese tono extravagante y desasosegante que caracteriza a los trabajos de Lars; en ella, una salchicha que vive en el fondo del mar rescata a tres conejos que son atacados por un monstruo.
En un primer vistazo la idea parece inocente, pero los colores y la música generan una atmósfera oscura de tintes psicodélicos donde, por ejemplo, tres conejos se desprenden de sus cabezas.
El cortometraje está firmado por un Lars Trier que todavía no había añadido el ‘von’ al nombre que lo ha hecho mundialmente famoso. No sería hasta la época de sus estudios de cine cuando el profesor Gert Fredholm lo encontró junto con otros compañeros en la sala de montaje, por la noche.
Al recordarles que era hora de cerrar el aula, los alumnos se mostraron reacios a dejarla hasta increpar que eran peores que los chicos burgueses de Copenhague. A raíz de eso el director danés cambió su nombre, añadiendo el “von” como un aditivo sarcástico.
Lo queda patente es que Lars von Trier es genio y figura desde su más tierna infancia y desde su juventud y que su filmografía es solo el reflejo de un proceso interno y natural.
Aquí os dejamos con la ópera prima de uno de los directores más controvertidos del mundo
El extravagante stop motion de Lars Von Trier con 11 años. Fuente: Luiki Alonso