Las personas tienden a ser extremadamente nostálgicas ante la música que escuchaban cuando eran jóvenes.
La estupida obsesión con la música de nuestra juventud. Si fuiste adolescente en la década de 1970, es probable que te encanten The Who, The Doors o incluso hasta los horteras de Abba. Y si eras joven en la década de 1990, seguro que el smells like teen spirit de los Nirvana, probablemente todavía te lleve a la pista de baile.
¿Pero por qué ocurre eso? ¿De verdad pensamos que la música del pasado es mejor, o tiene algo que ver con los recuerdos que tenemos de esa época?
Nuestro estudio reciente, publicado en Music and Science, ha encontrado una respuesta curiosa.
La música está estrechamente relacionada con la memoria y la emoción. Hay una razón que explica, por ejemplo, la popularidad del programa de radio de la BBC, Desert Island Discs, en el que invitados famosos comparten la banda sonora de sus vidas.
O por qué se volvió viral el vídeo reciente de una bailarina jubilada con la enfermedad de Alzheimer que regresa espontáneamente a su pasado a través de la música.
La música parece estar particularmente asociada con recuerdos emocionales positivos y de socialización, lo que la hace relevante especialmente ahora, en el contexto de la pandemia, porque nos ayuda a mejorar nuestro estado de ánimo.
La psicología ha demostrado que los recuerdos autobiográficos (experiencias vitales) de ciertos períodos de tiempo se recuerdan mejor que otros.
Un fenómeno particularmente destacado es el llamado “golpe de reminiscencia ”: el hecho de que las personas tienden a evocar sobre todo recuerdos de cuando tenían entre 10 y 30 años.
Se han ofrecido varias explicaciones teóricas para este fenómeno, incluido el hecho de que este período de vida contiene muchas experiencias nuevas, que pueden codificarse en el cerebro de manera más profunda y recuperarse más fácilmente. Los cambios biológicos y hormonales también pueden aumentar la efectividad de nuestros recuerdos durante la adolescencia y la juventud.
Se ha demostrado, además, que cuando pedimos a las personas que elijan su disco favorito es probable que recurran a alguno del período de auge de la reminiscencia.
También es un hecho que los adultos mayores saben más sobre la música de su juventud que de canciones pop actuales. ¿Pero eso significa que es más probable que la música de este período esté conectada con recuerdos autobiográficos?
La estupida obsesión con la música de nuestra juventud. La música a los 14 años
En nuestro estudio, mis colegas y yo investigamos la presencia del “golpe de reminiscencia musical” en un grupo de 470 adultos de entre 18 y 82 años.
Nuestro objetivo era investigar cómo la edad de una persona cuando una canción era popular afectaba a tres conceptos relacionados pero distintos: el grado en que la canción se asociaba con recuerdos autobiográficos, si la canción les resultaba muy familiar y cuánto les gustaba la canción.
A los participantes les mostramos los títulos y artistas de 111 canciones pop que habían figurado en las listas durante un período de 65 años (1950-2015) y les pedimos que pusieran calificaciones respecto a los tres conceptos.
Así, descubrimos que la música que estuvo en las listas durante la adolescencia de los participantes en el estudio no solo fue calificada como más familiar, sino que también se asoció más con recuerdos autobiográficos.
Este golpe de reminiscencia relacionado con la música alcanzó su punto máximo alrededor de los 14 años: las canciones populares cuando los participantes tenían esta edad evocaban la mayoría de los recuerdos.
Además, a los adultos mayores de 40 años también les gustaron más las canciones de su adolescencia. Sin embargo, los adultos más jóvenes (entre 18 y 40 años) no mostraron esta misma tendencia y, en algunos casos, prefirieron la música publicada antes de nacer a la música de su adolescencia.
Esto nos sugiere que las canciones de nuestra adolescencia pueden vincularse estrechamente con recuerdos de nuestro pasado, incluso si no valoramos personalmente la música, y puede deberse a que esos sonidos han acompañado varios momentos memorables de este período (bailes escolares, reuniones con amigos, graduaciones, etc.).
Sin embargo, la mayoría de los entrevistados prefirió algunas canciones independientemente de la edad que tenían cuando estaban en las listas. Por ejemplo, vimos un aumento general en la cantidad de personas que preferían las canciones desde finales de la década de 1970 hasta principios de la de 1980, incluso en participantes que aún no habían nacido durante ese período de tiempo.
Esto sugiere que la música pop de ciertos períodos de tiempo se valora intergeneracionalmente. Las canciones de este período que utilizamos en nuestro estudio incluyen Hotel California, de los Eagles, I Will Survive, de Gloria Gaynor, y Billie Jean, de Michael Jackson.
En definitiva, parece que no estamos tan interesados en la música de nuestra juventud porque pensemos que es mejor que la de otras épocas, sino porque está íntimamente ligada a nuestros recuerdos personales. Sin embargo, algunas canciones pueden trascender los límites generacionales.
Los anunciantes que quieran provocar una reacción nostálgica de un determinado grupo demográfico de consumidores deben tomar nota. También deberían hacerlo los médicos que buscan reconectar a los pacientes con recuerdos de su pasado.
La estupida obsesión con la música de nuestra juventud. Fuente: The Conversation