La gran escultura de 33 metros de Juliana Notari ha desatado una serie de comentarios a favor y en contra; la artista pide que su obra genere debate en torno al género
Una escultura de 33 metros que representa una vulva. Juliana Notari es una marionetista y artista contemporánea de Brasil. Su instalación más reciente ha sido recibida con mucha controversia, lo cual ha provocado todo tipo de comentarios, algunos de reconocimiento hacia su trabajo, otros de crítica artística pero también de odio.
Desde que Jair Bolsonaro asumió la presidencia de Brasil en 2019, la oposición entre personas que se asumen de izquierda y personas que se asumen de derecha o de ideologías más conservadoras, se ha hecho cada vez más evidente y las discusiones se han elevado a discursos de odio.
Notari forma parte de un gran número de artistas cuya obra es una abierta crítica y fuerte cuestionamiento a todo lo que Bolsonaro representa. Su nueva obra, Diva, no es la excepción.
Diva es una instalación que consta de una vulva de concreto de treinta y tres metros, fue construida a mano y se encuentra en un parque de arte rural en los terrenos de un antiguo ingenio azucarero en Pernambuco, uno de los estados con mayor actividad cultural en Brasil.
Una escultura de 33 metros que representa una vulva. En una publicación de Facebook, Notari dijo que la vulva color escarlata tiene la intención de «cuestionar la relación entre la naturaleza y la cultura en nuestra sociedad occidental falocéntrica y antropocéntrica«, además de incentivar el debate sobre la «problematización del género».
«Hoy en día estos temas se han vuelto cada vez más urgentes«, añadió la artista en lo que parece ser en parte una referencia al contexto cada vez más intolerante del Brasil de Jair Bolsonaro.
Bastó con esta pequeña declaración para que Notari comenzara a recibir todo tipo de respuestas a su publicación.
Por un lado, hay comentarios haciendo referencia a que «los izquierdistas» no logran engañar a nadie más que a ellos mismos. ¿Con qué quieren engañar? Habría que preguntarle a toda la gente molesta por dicha expresión artística. Por otro lado hay muestras de apoyo, como la de Laerte Coutinho, una caricaturista transexual, quien dice que este tipo de obras son necesarias para toda reflexión.
Ninguna obra de arte habla por sí sola, para comprenderla debemos ampliar el panorama. Por ejemplo, ayudaría pensar en la propia historia biográfica del artista, sus maneras de ver el mundo, pero sobre todo, en qué contexto se produjo, en respuesta a quién.
La vulva de 33 m podrá no ser de nuestro agrado, o algunos pensarán que en realidad no es una obra de arte.
De lo que no podemos dudar es de que ha dado de qué hablar. Diva ha permitido un sinfín de expresiones, comentarios, reflexiones y debates acerca del lugar de la naturaleza, el lugar de las mujeres, la incomodidad que provoca ver una parte del cuerpo que normalmente está escondida y cómo se relacionan naturaleza y feminidad.
Fuente: Pijamasurf | Imágenes: Juliana Notari