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Mark Lanegan: familiaridad y reinvención

La mezcla de familiaridad y reinvención durante este difícil año es ya maravillosa en sí misma. Esto es algo que deberíamos hacer todos: jugar y tocar fuerte.

Mark Lanegan: familiaridad y reinvención. Supongo que es una buena conjetura que la naturaleza prolífica actual de Lanegan es tal que Another Knock On The Door es un remix de su penúltimo álbum.

A diferencia de las reelaboraciones anteriores, en las que una gran cantidad de artistas recibieron tracks individuales para volcar ahí sus pensamientos, Mark entregó el álbum completo a Iyeara, un trío compuesto por miembros de Frank’s Daughter, Tape the Radio y otros colaboradores de Lanegan, como The Duke Spirit.

Habiendo leído el libro Dark Wave: The Dark Edges of New Wave and Post–Punk Music (2015), de Debra Kosky, y aun con este conocimiento y dado que la definición —y los ejemplos sonoros— cambian de un sitio determinado del mundo a otro, probablemente sea mejor sentarse, abrir los oídos, la mente y simplemente sumergirse en el álbum.

Supongo que la única concesión para esta colección es seguir el orden de reproducción. El tema que abre, “Disbelief Suspension”, comienza en circunstancias disonantes muy intransigentes.

En la mayor parte de este disco la voz de Mark es uno de los pocos elementos que quedan en pie de las versiones originales, y entra completamente sin compañía, pero ya sin sus tonos irascibles y agresivos de antes; tomando esto en cuenta, la electrónica comienza en serio y todos los conocimientos del darkwave se desvanecen, las revelaciones entran en acción y los tracks se transforman una y otra vez, utilizando el sampleo vocal para dictar el ritmo.

Es este uso de la voz de Lanegan —casi como percusión— lo que le da a Another Knock… su personalidad única. Mark Lanegan: familiaridad y reinvención.

Temas tan relativamente sencillos en un principio como “Letter Never Sent” o “Stitch it Up” se transforman en piezas de pop gótico pulsante, casi totalmente irreconocibles de sus encarnaciones anteriores.

Y sí, dije la palabra pop porque el pop es la verdadera redención, aunque no lo creas. En esta entrega hay temas que felizmente habrían adornado los escenarios góticos de rímel y esperma durante ese extraño período de los años ochenta, la década de la introspección lúgubre, pero Lanegan habla de cosas más serias que morir de amor en un viernes.

“Penthouse High” es un gran ejemplo de esto, una canción que ya es realmente buena desde el inicio y que tiene un nuevo influjo: una vibra general de “Heaven 17” (sólo para escuchas experimentados) que ofrece una forma genuinamente nueva de escuchar a Mark Lanegan.

Mark Lanegan: familiaridad y reinvención. Another Knock on the Door es definitivamente una sorpresa.

Es muy posible que a quienes no se entusiasmaron de inmediato con Somebody’s Knocking (2019) les encantará esta nueva entrega, al igual que es posible que aquellos que amaron el original no lo acepten.

Por lo general, con este tipo de entregas, mi opinión sobre los discos de remezclas es “está bien, pero mi favorito siempre será el sonido original del ingeniero de audio”’ pero ése no es necesariamente el caso de Another Knock…

Mark Lanegan: familiaridad y reinvención. El tríptico que le sigue a los dos tracks abridores, conformado por “Night Flight to Kabul”, “Dark Disco Jag” y “Gazing from the Shore” ciertamente trasladan un regocijo similar, aunque en distintas circunstancias; una mención al azar de mis vinilos de introspección de los ochenta lo ejemplificaría a la perfección.

Para estos tres temas incluiría la influencia de Human League, Killing Joke y la canción “Steppin ’Out” de Joe Jackson.

Pero al sumergirse más en el álbum hay detalles al acecho en las canciones que originalmente no me atrajeron en su producción original. “Playing Nero” se presenta aquí como una serie de mareas gloriosas y sombrías antes de su crescendo extático, “War Horse” trae a la hermosa Liela Moss de The Duke Spirit para complementar inicialmente la voz y luego reemplazar las líneas de Lanegan para ayudar a transformar este paseo al estilo de su anterior Phantom Radio (2014) en un malévolo trip–hop; “Name and Number” elimina el ambiente cordial de Echo & the Bunnymen y lo reemplaza con distintos samplers a la vez. Tus sentidos no sabrán realmente lo que está sucediendo, pero sin duda te lo agradecerán.

Another Knock on the Door es definitivamente una sorpresa. Es muy posible que a quienes no se entusiasmaron de inmediato con Somebody’s Knocking (2019) les encantará esta nueva entrega, al igual que es posible que aquellos que amaron el original no lo acepten. Los dos registros son notablemente diferentes. Mi opinión al respecto es que cada proyecto aporta algo al otro y saca a la luz elementos que antes no eran evidentes, al menos para mí. Y lo que es más importante, la mezcla de familiaridad y reinvención durante este difícil año es ya maravillosa en sí misma. Esto es algo que deberíamos hacer todos: jugar y tocar fuerte.

Fuente: Mixar López

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