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Saló o los 120 días de Sodoma, una obra polémica y desgarradora

Brutal, cruda y escatológica visión de los últimos coletazos del fascismo italiano

Saló o los 120 días de Sodoma, una obra polémica y desgarradora. La última gran obra maestra del director italiano, considerada por muchos una de las más polémicas de la historia del cine por sus brutales escenas de tortura, sufrió la censura en multitud de países incluida su Italia natal.

Pier Paolo Pasolini, uno de los grandes intelectuales del siglo XX, comunista teórico, ensayista político, poeta, dramaturgo, novelista y director de cine, sin duda un creador de los que ya no existen; fue vilmente asesinado en noviembre de 1975, sin poder ver estrenada su obra.

Su muerte — se le encontró apaleado y atropellado en un descampado de Ostia, a las afueras de Roma — aun hoy es un misterio, aunque su círculo más íntimo aseguraba que le mataron por cuestiones políticas. 

Salò, como lugar real, nos introduce de lleno en la historia más negra de la Italia contemporánea: al final del fascismo, cuando Mussolini se une a Hitler y los americanos entran por el sur de Italia para ir cercando terreno nazi, el dictador italiano es apresado por los aliados.

Aún así consigue escapar y huye al norte de Italia, donde se asienta en la pequeña población de Salò fundando allí un efímero y loco proyecto de República Fascista. Con estas premisas históricas parte la película, en la primavera de 1944.

Con gran maestría Pasolini une ese espacio y ese tiempo al texto del Marqués de Sade, Las 120 jornadas de Sodoma — si tenéis el valor y las ganas de leer la novela de Sade, os recomiendo la edición de Valdemar (2006), con prólogo, traducción y notas de Mauro Armiño —, novela a la que es bastante fiel en todo momento.

«El sadomasoquismo forma parte del hombre. Existía en la época de Sade y hoy, pero esto no es lo que me interesa. Me importa el sentido real del sexo en mi película que es una metáfora de la relación entre poder y sumisión. Todo el razonamiento de Sade, el sadomasoquismo de Sade, tiene una función muy específica y clara, la de representar lo que el poder hace del cuerpo humano; el desprecio al cuerpo humano (…), la anulación de la personalidad del otro».

Aclamado como uno de los grandes directores italianos del pasado siglo, Pasolini se mueve a caballo entre el neorrealismo en sus primeras obras (Accattone, 1961; Mamma Roma, 1962), la crítica mordaz a la sociedad burguesa (Teorema, 1968) y la crítica más dura a la hipocresía humana y a la Historia.

Saló o los 120 días de Sodoma, una obra polémica y desgarradora. No siendo un autor propio del terror, consigue con esta obra escandalizar e impactar a toda la crítica del momento, pudiendo considerarse un antecedente directo del denominado torture porn.

El vestíbulo del infierno

Salò, construida como el Infierno de Dante, se divide en “círculos” de castigo. El vestíbulo del infierno no es otra cosa que la presentación de los personajes y centralización del espacio y del tiempo.

Es la tercera vez que veo la película y ya estoy algo curado de espanto, aún así siempre me deja tocado; cada vez que la he visto me he dicho a mí mismo que sería la última, pero nada, no hay forma.

Y es que según te vas metiendo en el cruel universo que nos presenta Salò, vas comprendiendo su simbología, no sólo la que indica Pasolini en la cita que encabeza la reseña, la relación de poder y sumisión, sino también la simbología que provocan sus primeros planos contrapuestos, la ausencia de planos secuencia que nos convierte en espectadores fríos, estáticos y pasivos de todo el horror.

La película nos muestra sobre todo, en clave de metáfora, el sádico abuso de poder de los gobiernos y la sumisión del pueblo, más actual imposible. 

El círculo de las Pasiones

Cuando el grupo de jóvenes secuestrados llega a la mansión de la locura, por llamarla de algún modo, donde van a estar recluidos a partir de ahora, los cuatro señores les leen el manifiesto y reglamento que va a controlar su estancia allí: básicamente les despojan de toda identidad psicológica como individuos: pasan de ser personas a ser meros objetos. 

El primero de los círculos se basa en el sadismo y en la utilización del sexo como entretenimiento de los señores y tortura de los jóvenes. Obligados a escuchar las perturbadas narraciones sexuales de las damas que acompañan a los señores, el shock y la locura comienza a hacer mella en los pobres muchachos.

Forzados a visionar violaciones, a masturbar a los señores a su antojo y otras cuestiones que un servidor no va a describir, poco a poco los muchachos se van dando cuenta que el viaje que han hecho hasta allí es un viaje sin retorno.

El círculo de la Mierda

El segundo de los círculos se basa en lo escatológico. En su descenso a los infiernos de las mentes perturbadas de los señores y aprovechando una de las narraciones de las damas, acuerdan la escabrosa idea de que cada muchacho guarde sus excrementos para hacer con ellos un macabro y repugnante banquete.

A través de la coprofagia pretenden conseguir una especie de revelación, una catarsis de los placeres mundanos que van buscando los señores. La violencia hacia los sumisos va aumentando de manera enfermiza, poco a poco los despojan de sus vestimentas y los humillan haciéndoles caminar a cuatro patas y con correas como si fueran perros sarnosos. 

El círculo de la Sangre

El último de los círculos se basa en la tortura más extrema teñida con la traición entre los sumisos. Los jóvenes, entre ellos, se acusan unos a otros con la intención de salvarse de los castigos más duros. Maravillosa la escena en que los señores descubren entre los suyos a un comunista infiltrado, sin desperdicio.

Al mismo tiempo, entre las damas se ve que han tenido poco a poco una revelación algo así como mística —un poco tarde quizá— y se dan cuenta de las atrocidades que han cometido. Las escenas más cruentas de tortura se producen en esta última parte, obligando al espectador a observar desde mutilaciones hasta quema de miembros sexuales. 

Una obra polémica y desgarradora. Cruel y brutal. Una revisión de la Historia basada en la ficción y en la realidad. Un film que no os podéis perder… cuando os creáis preparados.



Saló o los 120 días de Sodoma, una obra polémica y desgarradora. Por Leonardo Lee.

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