Pintora y escultora alemana, relacionada con el movimiento expresionista, cuya obra se caracteriza por su profunda crítica social. Su padre, Karl Schmidt, fallecido en 1898, estimuló sus habilidades para el dibujo desde su infancia. En 1881 comenzó sus estudios artísticos bajo la tutela de Rudolf Mauer, grabador que ejerció su profesión en Königsber, donde recibió clases del pintor Gustav Naujok.
En 1885 se trasladó a Berlín para cursar estudios en la Künstlerinnenschule (Escuela de arte femenina), donde Karl Stauffer-Bern animó su interés por la obra de Max Klinger, cuyas estampas dramáticas fueron su primera gran influencia. De regreso a Königsberg en 1887, inició su producción pictórica, bajo la supervisión del pintor Emil Neide. Los dos años siguientes, 1888-89, se matriculó en la Künstlerinneschule de Munich, en la que recibió clases de Ludwig Herterich. Regresó a Königsberg ese mismo año, donde estableció su estudio y comenzó su producción pictórica a la vez que realizó su primera obra gráfica.
En 1891 contrajo matrimonio con el Dr. Karl Köllwitz. Ambos se trasladaron a Berlín, donde se establecieron en uno de los barrios más pobres de la capital, donde su marido ejerció su actividad tanto como médico como activo militante socialista. Esta militancia tuvo una importancia capital en la obra de Kathe Köllwitz, pues la visión de las miserables condiciones de vida de la masa obrera y su activismo político fueron motivos centrales en sus primeras obras. Al año siguiente nació su hijo Hans.
Durante su estancia en la Weussennurger Strasse, Köllwitz abandonó progresivamente su faceta de pintora y empezó a cultivar el dibujo y el grabado, ya que ambas técnicas le permitieron desarrollar sus obras de profundo contenido social con mayor expresividad y dramatismo. En 1893 asistió a la representación de la obra de Gerhat Hauptmanns Los tejedores, pieza teatral que dejó profunda huella en su particular sensibilidad y a la que dedicó una serie de aguafuertes, La revuelta de los tejedores, compuesta por un total de seis grabados que fueron expuestos en la Gran Exhibición de Arte celebrada en Berlín en 1898. Por esta obra obtuvo el reconocimiento del público y de la crítica, aunque anteriormente Julius Elias había llamado favorablemente la atención sobre su trabajo.
En 1896 nació su segundo hijo, Peter Köllwitz. Dos años mas tarde se incorporó a la Sezession de Berlín, fundada en ese año, y empezará a impartir clases de dibujo en la Künstlerinnenschule, institución en la que permaneció hasta 1902. Entre 1901 y 1908 realizó una serie de viajes que influyeron decisivamente en las series de aguafuertes La guerra de los campesinos que, gracias al patrocinio de la Asociación de Arte Histórico, inició en villa Romana, para finalizar posteriormente en Florencia (1907). También visitó París en 1904 y 1907. Durante su estancia en París visitó la Academie Julien y estableció contacto con el escultor Auguste Rodin y con Teophile Steinlen, en la que fue su primera aproximación a la escultura. En 1909 inició su serie de Escenas de la miseria.
Al estallar la Primera Guerra Mundial, Peter, su hijo menor, fue llamado a filas y falleció en combate en Flandes el 23 de octubre de 1914. Esta tragedia, unida a sus convicciones pacifistas que compartió con su marido, la animaron a manifestarse públicamente en contra del conflicto armado. En 1917, con motivo de la celebración de su quincuagésimo cumpleaños, se celebró en la Jubilee Exhibition de Paul Cassirer una exposición de su obra.
Pese a la impopularidad que le supuso su oposición a la guerra, en 1919 fue nombrada miembro de la Academia Prusiana de las Artes y se convirtió en la primera mujer en ocupar una plaza en esa institución, en la cual permaneció hasta su forzada dimisión en 1933, a causa de la ascensión al poder del partido nacionalsocialista, como ocurrió con tantos otros miembros de su generación artística. Entre 1920 y 1925 realizó las seriesSeven Woodcuts on War, publicada en 1924 junto con el portafolio Parting and Death, y al año siguiente publicó la serie titulada El proletariado; trabajos todos ellos de fuerte crítica social que recrean las condiciones más penosas de la guerra y las injusticias sociales.
En 1927 realizó un viaje a Rusia, país al que se sentía vinculada políticamente, aunque este sentimiento se transformó pronto en profunda decepción. Realizó en 1932 su primera escultura monumental, Monumento a los muertos (cementerio de Essen, Bélgica), obra realizada en homenaje a su hijo Peter fallecido en la guerra. En esta obra, Kölwitz manifiesta la tragedia a través de la representación, no de un soldado fallecido, sino de dos figuras que representan a sus progenitores, desolados ante la pérdida.
A partir de la ascensión al poder de los nazis, fue víctima de la hostilidad que caracterizó al régimen nacionalsocialista frente a los artistas de vanguardia. Sus obras fueron incluidas en la Exposición de Arte Degenerado (Entartete Kunst) celebrada en Berlín, cuya inauguración tuvo lugar el 19 de julio de 1937 y corrió a cargo del presidente de la Cámara del Reich para las Artes Plásticas. En ella se presentaron cerca de 650 pinturas, esculturas y dibujos pertenecientes a museos y colecciones alemanas, seleccionadas entre más de 16.000 obras, con el objeto de ridiculizar el arte de vanguardia. Paralelamente a esta exposición, el régimen organizó una exposición de arte oficial, la Grosse Deutsche Kunstausstellug (Exposición del Gran Arte Alemán), cuya inauguración fue presidida por el propio Adolf Hitler. Paradójicamente, en contra de las intenciones de los organizadores de ambas, la primera recibió dos millones de visitantes, frente a los apenas medio millón de la segunda.
El periodo entre 1937 y 1944 fue especialmente trágico para Köllwitz. A las continuas presiones del régimen nacionalsocialista se sumó la destrucción de su estudio con la práctica totalidad de su obra durante los bombardeos aliados. Este pesimismo vital se percibe en su última serie de grabados, Muerte (compuesta por ocho litografías), que parece preludiar el fallecimiento de su marido en 1940 y el suyo propio el 22 de abril de 1945 en Moritzburgo, adonde se había trasladado dos años antes, tras la destrucción de su estudio.
La importancia de la obra de Kathe Köllwitz se basa tanto en la selección de sus temas como en su capacidad para transmitirles el sentimiento dramático que los caracteriza, ya sea en sus representaciones de las miserables condiciones de vida de los obreros, o en la de los dramas sobre la guerra. Su capacidad expresiva proviene tanto de su atenta observación de la realidad social que la circundó como de su profundo estudio de los medios técnicos de impresión. Practicó el grabado en sus numerosas variantes, desde la punta seca a los aguafuertes pasando por el entallado, aunque, a partir de 1910, la litografía se convirtió en su forma preferida de expresión plástica.
Sus Diarios, iniciados en el año 1908 y finalizados en 1943, se han convertido en un testimonio extraordinario de la época que le tocó vivir, que abarcó desde la Primera Guerra Mundial, en la que falleció su hijo Peter, hasta la subida de los nacionalsocialistas al poder, que le supuso la prohibición de exhibir sus obras y un exilio interior. Falleció en 1945, tres semanas antes de finalizar la Segunda Guerra Mundial, en Moritzburg, dejando una obra valiente e intensa que destaca sobre todo en el ámbito del grabado y de la escultura. Sus Diarios nos revelan a una mujer perceptiva, de fuertes convicciones pacifistas y con una acentuada conciencia social, siempre preocupada por aliviar el sufrimiento de los más débiles. De su reputación en la Alemania actual dan cuenta los numerosos colegios, institutos y calles que llevan su nombre.