El misterioso artista japonés YDK Morimoe aka ? crea pinturas digitales que parecen acuarelas translúcidas e intrincadas. Su identidad es un secreto muy bien guardado y el artista confiesa que no le gusta lo suficiente como para asociar su personalidad con el trabajo. Una característica importante en las imágenes de ? es que pulsa y parpadea con colores pastel y psicodélicos que articulan la variación en el tono de la piel, hematomas, patrones geométricos en confeti y fuegos artificiales extrañamente surrealistas, marcas de pintura o adornos.
Parecen vibrar y oscular y esto inyecta un sentido peculiar de la vida en las imágenes estáticas. Aunque ? admite ser un dibujante poco confiable en el papel, en su lugar opta por técnicas digitales que borran los errores sin dejar rastro y dan como resultado un acabado limpio. Sus súbditos son hombres jóvenes, maltratados y moteados, enfermos y alterados. A menudo, sus rasgos están oscurecidos o retorcidos y cuando sus rostros se explican en detalle, sus rasgos están inyectados en sangre y heridos mientras miran fuera de las llanuras de sus imágenes, mirando directamente casi al espectador. Los personajes del artista parecen perdidas en la contemplación y la introspección.
Las meditaciones sobre autolesiones, enfermedades o heridas sociales que dan forma a una persona a tiempo real, parecen estudios de heridas y registros de aislamiento. A pesar de esto, son hermosos, delgados y similares a los modelos masculinos, parecen icónicos y afeminados. Representan la soledad de una etapa particular en la vida de un hombre, es decir, su adolescencia, que considera el momento más difícil para comunicarse y comunicar cualquier cosa al resto del mundo. Las mujeres, a los ojos de ?’, llevan una existencia feliz y solo mediante la forma masculina es capaz de expresar sentimientos de aislamiento, desapego y exclusión.
ENG: Mysterious Japanese artist ? creates digital paintings that look like translucent and intricate watercolours. His/her identity is a closely guarded secret and the artist confesses to not liking him/herself enough to associate his/her personality with the work. A major feature in ?’s imagery is that it pulsates and flickers with pastel and psychedelic colours that articulate variation in skin tone, bruising, geometric patterns in confetti and strangely surreal fireworks, dripped paint marks or ornaments.
They seem to vibrate and osculate and this injects and peculiar sense of life into the static images. Although ? admits to being an under-confident draftsman on paper, he instead opts for digital techniques that erase mistakes without trace and result in a clean finish. His subjects are young men, battered and mottled, sickly and altered. Often their features are obscured or contorted and when their faces are explained in detail, their features are bloodshot and wounded as they gaze out of their picture plains, staring directly almost appealing to the viewer. ?’s figures seem lost in contemplation and introspection.
Meditations on self harm, sickness or societal wounds that shape a person in time, they seem like studies of hurt and records of isolation. Despite this they are beautiful-lean, fit and similar to male models they seem iconic and effeminate. They represent the loneliness of a particular stage in a man’s life, namely his teens which ? sees as being the most difficult time to reach out and communicate anything to the rest of the world. Women, in ?’s eyes, lead a happy existence and it is only by using the male form that he is able to express feelings of isolation, detachment and exclusion.