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Las pinturas de Horacio Quiroz retratan la grotesca y surreal belleza del cuerpo humano

Pensar en la representación de la figura humana en el arte puede remitir a obras como la mítica escultura Venus de Milo, en que el cuerpo humano se muestra bajo un canon de belleza clásico que se apega al realismo. Sin embargo, una de las representaciones que contrastan es la del artista contemporáneo Horacio Quiroz, quien ha causado gran revuelo por sus pinturas en las que interpreta el cuerpo más allá de lo fisiológico.

El artista egresado de la carrera de Diseño Gráfico se dedicó casi 12 años a la industria publicitaria y es en 2013 cuando inició sus estudios en pintura. Ha participado en exposiciones como “Sneak peak into love and fear” (2016) en la Galería Progreso de la Ciudad de México; “Memoria involuntaria” (2017) en la Galería K2 en Nuevo León y “Génesis” (2018) en la Galería El Otro Mono en Cuernavaca, Morelos. Estas exposiciones han dado a conocer el arduo trabajo del pintor que presenta la belleza de sus obras de adentro hacia afuera, mostrando una transformación complicada y azarosa del cuerpo humano.

El artista Horacio Quiroz explica que su obra: “Es una reflexión sobre la condición humana […]. Veo el cuerpo como un mecanismo que no solo funciona fisiológicamente, sino como un vaso emocional que contiene toda nuestra historia temporal y espiritual”.
La obra del artista encara al espectador con seres únicos, que más que causar repulsión provocan una insistente curiosidad por los detalles, por conocer la historia que hay detrás. Además, las piezas incitan a repensar lo grotesco como una belleza enfocada en el contraste.

Una de las obras es “Let the Boys Be Feminine”, donde se representa, a modo de retrato, la construcción de un rostro inusual que muestra elementos como una gorra de camuflaje, cabello blanco relativamente corto, un ojo verde, lentes y una abertura que no se sabe si contiene un globo ocular o es otra cavidad. Cuatro dientes, un labio inferior y una mano.

Cada uno de estos elementos nace de un trazo nítido que descubre sombras, arrugas, texturas y sensaciones. De igual manera, reflexiona sobre la masculinidad y feminidad en los cuerpos por lo que en conjunto logra una imagen fuerte que deja huella.
La reconfiguración que realiza Horacio Quiroz con las partes del cuerpo ofrece una perspectiva distinta tanto en lo individual como en lo general, es decir, no solo se trata de que las partes ocupen sitios diferentes sino la resignificación de una extremidad o una cavidad.

La pintura “Soul Stretching” es una de las obras que ejemplifican la transformación del cuerpo ante una emoción. La representación se muestra en pugna, en una lucha interna y constante. El movimiento del cuerpo que se devuelve en sí mismo provoca la deformación, como si todo se redujera a la incasable necesidad de hacerse presente, de salir a la superficie. La metamorfosis de los cuerpos de Horacio Quiroz ofrece una imagen funcional en la sustitución del contexto de cada extremidad e invita al espectador a ver cada detalle bajo una nueva perspectiva.

Texto: Gabriela Trinidad Baños para “El Macay en la cultura”

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