“Mussolini no se reconocería en la derecha actual porque son unos pijos”
Leo Bassi: Yo, Mussolini. Se le advierte a Leo Bassi (Nueva York, 1952) que su llegada a Sevilla para el estreno mundial de Yo, Mussolini coincide con la visita de Barack Obama, ponente en el Congreso Mundial del Turismo que se celebró estos días en la capital andaluza.
Apenas escucha la noticia, dispara:
“Obama es una de las grandes desilusiones de la historia, su “Yes we can” significa Podemos, lo que aquí entendemos políticamente desde unas coordenadas de izquierda, y sin embargo, ha practicado la misma política imperialista de Bush, ha salvado a los banqueros y ha destrozado Siria y Líbano. Su mujer ahora es un icono de la moda y él un producto de marketing, un negro simpático y, a fin de cuentas, un títere para los verdaderos dueños de Estados Unidos”.
Se trata, en palabras del bufón -denominación del propio Bassi-, “de un espectáculo mucho más complejo y un ejercicio intelectual más profundo que la simple sátira o la caricatura del personaje que puede esperarse de un payaso como yo”, advierte.
Para encarnar al padre del fascismo, Bassi ha trabajado con una documentación amplísima sobre la vida del personaje, entre la que ha descubierto “datos muy sorprendentes”.
“Occidente estaba enamorada de Mussolini antes de la II Guerra Mundial. Fue declarado Man of the Year por la revista Times en 1936 y, en el centro Rockefeller de Nueva York, la enorme escultura del titán que soporta una bola del mundo sobre su espalda, tiene la cara del Duce… En poco tiempo se convertiría en un enemigo global, pero hasta entonces, tenía seducida a la opinión pública de los países más importantes”, asegura.
Sobre estas claves, Bassi ha trabajado desde su coincidencia física con Mussolini un texto en el que el líder reflexiona sobre el mundo actual.
Leo Bassi: Yo, Mussolini. Presentará entonces a un Mussolini eufórico por el auge de la extrema derecha en Italia y el avance en España de partidos como Vox…
-Pues no, Mussolini tampoco se reconoce en esta nueva derecha porque son unos pijos. El verdadero fascismo vino de gente del pueblo y estos políticos de la derecha de ahora vienen de escuelas económicas y de universidades privadas y católicas.
Además, si algo distinguió a Mussolini fue su coherencia: a él no le gustan las contradicciones de los discursos islamófobos cuando están recibiendo dinero de Irán, por ejemplo”.
Estrenar su espectáculo en Andalucía, asegura Bassi, “no es ninguna casualidad”:
“La extrema derecha ha entrado en España por el Sur con un discurso que apela a los instintos y la confrontación: el blanco contra el negro, el hombre contra la mujer… Despierta miedos atávicos como el racismo y yo, como payaso y bufón, tengo el deber de reírme de los miedos”, asegura.
No obstante, Bassi se aleja también de la autocomplacencia y azota por boca de Mussolini a la izquierda. Su espectáculo termina con una crítica muy severa a los postulados que ha defendido durante toda su carrera: “La izquierda lleva sin hacer su trabajo desde la caída del Muro de Berlín.
El comunismo no ha funcionado y nos hemos quedado sin referentes. Qué posibilidad existe de una nueva revolución de izquierdas si todo el mundo pasa los fines de semana en los centros comerciales y en los supermercados.
El capitalismo ha obligado a la clase obrera a convertirse en perfectos consumidores y la izquierda ha perdido su significado. Nadie ha hecho un esfuerzo por acercarse al obrero y darle respuestas, reflexiona el actor.
La intención de Leo Bassi es “hacer vivir al espectador la emoción de estar delante de Mussolini: desde su discurso hasta el último de sus gestos. Esto no es una sátira”, advierte.
Leo Bassi: Yo, Mussolini. Por Leonardo Lee.