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El premio nobel de física Michel Mayor: «No hay lugar para dios en el universo»

Para la ciencia dios no es necesario, pero ¿significa esto que preguntarse por la divinidad ha sido superado?

Michel Mayor es el flamante ganador del Premio Nobel de Física. Mayor ha sido galardonado por haber descubierto el primer exoplaneta, entre otras contribuciones a la cosmología y a la astrofísica. En una reciente entrevista con El País, Mayor compartió sus ideas sobre el cosmos y la vida extraterrestre.
Simplemente tomar en cuenta las estadísticas hace pensar que es muy probable que la vida exista en otra parte del universo, sencillamente porque debe de haber millones de planetas en la Vía Láctea, muchos como la Tierra. Al menos si pensamos en formas de vida distintas al ser humano, las cuales podrían ser muy simples, es difícil no tomar esta posición. Ante la pregunta sobre el sitio de Dios en el universo, esto fue lo que contestó Mayor:

LA VISIÓN RELIGIOSA DICE QUE DIOS DECIDIÓ QUE SÓLO HUBIESE VIDA AQUÍ, EN LA TIERRA, Y LA CREÓ. LOS HECHOS CIENTÍFICOS DICEN QUE LA VIDA ES UN PROCESO NATURAL. YO CREO QUE LA ÚNICA RESPUESTA ES INVESTIGAR Y ENCONTRAR LA RESPUESTA, PERO PARA MÍ NO HAY SITIO PARA DIOS EN EL UNIVERSO.

Al parecer Mayor toma en cuenta, con su aseveración «visión religiosa», solamente a las religiones abrahámicas, y quizá éstas también de manera literal. Asimismo, si concibe a la religión meramente siguiendo estas perspectivas, concibe seguramente a Dios como un dios personal, creador del universo voluntariamente. Evidentemente, existen otras concepciones tanto de la creación como de la divinidad; por ejemplo, la de Spinoza, en la cual la vida es también un proceso natural, pero la naturaleza es divina. La postura de Mayor refleja sin duda el grueso de la posición científica, que, desde la famosa respuesta de Laplace a Napoleón, no parece necesitar a Dios para explicar el universo, y por lo tanto la divinidad es, para la ciencia, superflua por innecesaria. Esto es en cierta forma razonable. Sólo habría que comentar que una cosa es que Dios no figure en las hipótesis y que no se pueda describir el universo sin necesidad de invocar un creador o una inteligencia divina, y otra es que la ciencia pueda explicar la existencia del universo por sus propios medios. Y es que la ciencia finalmente no puede explicar por qué existe el universo o por qué hay algo y no nada (el Big Bang es, después de todo, una hipótesis insuficiente, pues sólo describe la transformación de algo ya existente y, por otro lado, muy similar al Génesis bíblico). Estas preguntas son sobre todo filosóficas, y en ellas hay ciertamente cabida para la especulación metafísica y teológica. Lo importante es no confundir una descripción de la realidad, una descripción limitada por su propio método, con una visión completa de la realidad, con una ontología o una metafísica. La realidad sigue siendo más misteriosa de lo que podemos concebir y, sobre todo, medir.

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