La contradicción es la máxima de esta artista que responde al nombre artístico de Qimmyshimmy. Ella misma se presenta en su website como «amante de lo horrible y de lo bello», donde también afirma que no tengamos miedo de saludarla, pues no muerde. Tenemos nuestras dudas.
En realidad, esta creadora nacida y criada en Singapur, aunque actualmente con residencia en Eindhoven, Países Bajos, es diseñadora gráfica. Es al salir de trabajar, en su tiempo libre, cuando se convierte en una especie de Victor Frankenstein para crear estas pequeñas esculturas de con formas de bebés, cráneos de animales, muelas o vísceras. Todo muy normal.
«Siempre me han fascinado las curiosidades morbosas y la ciencia ficción», explica Lim, «creo que las cabezas de bebé me atraen especialmente porque llevan consigo una sensación de vulnerabilidad y fragilidad, pero al mismo tiempo son morbosas e incómodas», continúa.
Aunque por la precisión y el detalle de sus piezas parezca mentira, Qimmyshimmy lleva solamente esculpiendo 6 años.
Salvo algunos encargos y pequeñas ventas, Qimmyshimmy no comercializa con su trabajo que está realizado con arcilla polimérica y la mezcla de colores beige y rojo. Agujas y pinceles son sus herramientas, le permiten hacer un trabajo minucioso, que viene dado por una fascinación por el tacto de la carne y la piel más que por un gusto por las cosas grotescas. Después de modelar sus piezas, Lim las hornea en el propio horno de su casa.
Surrealismo e hiperrealismo se dan la mano en estas pequeñas obras que no dejan a nadie indeferente pero tras las que está claro que existe un gran talento.
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h/t: Fuet Magazine