En ocasiones hemos ido a lugares donde la contaminación lumínica y la densidad de casas es baja; observando en la penumbra o en la oscuridad y preferentemente después de una buena lluvia en verano, hemos apreciado algunas luces danzarinas de color verdoso… ¡Esas luces son las luciérnagas!, cuya presencia nos llena de asombro ante la belleza de semejante espectáculo, pues parece una lluvia de estrellas al alcance de la mano… Sin embargo, muchos de nosotros desconocemos a estos insectos.
Las luciérnagas son parecidas a los escarabajos, pertenecen a la familia Lampyridae, que se caracterizan por emitir luz mediante un órgano muy especial ubicado en la parte baja del abdomen; esta luz es producida gracias a una proteína llamada luciferina, que necesita una enzima o catalizador llamado Luciferasa, obviamente haciendo referencia a cierto ente con connotaciones religiosas y ardientes. Las funciones principales y más conocidas de dicha emisión de luz son las siguientes:
1. Función reproductiva o de apareamiento
Las luciérnagas emiten luz en diferentes intervalos para enviar mensajes de disponibilidad para apareamiento, en otras palabras, busca ligar a su contraparte.
2. Mecanismo de defensa
Se presume que las larvas emiten luz para evitar ser depredadas, a modo de advertencia de que son tóxicas y de muy desagradable sabor.
3. Identificación entre especies
Cada una tiene su propio código de comunicación, como si de un código morse se tratara. Incluso hay una especie de luciérnaga conocida como la Femme Fatale (Mujer fatal), debido a que emulan la respuesta sexual femenina de otras especies para atraer a los organismos machos. Desafortunadamente, los machos que acuden a dicho llamado buscando ligue, lo que encontrarán es a un hábil depredador. Ni modo, por calenturientos.
Aunado a lo anterior, la luminiscencia no es el único detalle fascinante en estos insectos, pues al ser muy delicadas ecológicamente hablando (requieren de zonas de agua limpia para su reproducción y el desarrollo de sus crías), su presencia es un indicador muy valioso del estado de salud de los ecosistemas en los que se encuentran. Esto es una buena noticia para los especialistas en las distintas ramas de ecología y conservación, ya que este indicador les ayuda a conocer el estado de preservación y/o recuperación de sus áreas de estudio, utilizando la presencia de las luciérnagas como uno de los parámetros a considerar.
Sin embargo, también hay malas noticias (nada que no se nos haya dicho con anterioridad): a nivel mundial se ha visto disminuido el tamaño poblacional de las luciérnagas; esto se debe en gran parte al aumento de los asentamientos humanos, afectando la calidad del agua y disponibilidad de alimento de las zonas en las cuales se desarrollan las luciérnagas, lo cual influirá negativamente en la salud del ecosistema influenciado.
No solamente con la contaminación de los cuerpos de agua se afecta la calidad de vida de las poblaciones de luciérnagas, sino con la gran cantidad de luz artificial que existe en las manchas urbanas, las cuales alteran los hábitos de apareamiento de estas hermosas luces andariegas, ya que son engañadas por las luces artificiales y comienzan a emitir señales de apareamiento que no obtienen respuesta, lo que implica que estos organismos se quedarán sin descendencia. Por esta razón huyen de las ciudades en busca de zonas húmedas y sin perturbaciones. El problema radica en que este tipo de áreas con condiciones propicias para su reproducción son cada vez menores y más dispersas.
Como podemos concluir, nuestras acciones y nuestro modo de interactuar con el medio en el que vivimos, así como la manera en la que nos comportamos al estar en lugares que no formen parte de muestro andar cotidiano, repercuten no solamente en nuestro estado de salud, tanto física como mental, sino que también tendrán influencia muy importante en otros seres vivos; si las poblaciones de luciérnagas se ven disminuidas es porque las áreas donde estas pueden desarrollarse también se ven disminuidas y a final de cuentas nosotros también necesitamos de recursos en buenas condiciones; agua limpia, bosques que cumplan sus funciones (servicios ambientales), suelos libres de contaminantes, equilibrio entre poblaciones, en fin, una vez más volvemos a lo mismo: lo que hacemos por los seres que nos rodean lo hacemos por nosotros mismos. Sería una verdadera tristeza que seres tan maravillosos y a la vez tan enigmáticos como estos bellos coleópteros desaparezcan del planeta y nuestros hijos únicamente los conozcan por fotos, siendo que aún podemos hacer muchas cosas para que nos sigan acompañando en nuestro caminar por este mundo.