Felip Caldés es un artista, que antropológicamente hablando nos devuelve a las primeras espiras de los orígenes de la naturaleza, sintetizando la expresividad figurativa a un minimalismo onírico, casi como el insomnio de imágenes fosilizadas los líquenes del subconsciente de la memoria.
Felip es un creador, un espíritu libre, un explorador, en busca de nuevos territorios artísticos donde el misterio es el que mueve los seres inquietos. La plástica de Caldés está llena de iconografías sugestivas que nos transmiten una expresividad emocional, los aromas de la claridad de la mediterraneidad, como aquellas marinas vírgenes que retenemos dentro de los cajones de los recuerdos emergentes como fotogramas inseminados.
Con un tratamiento ético y estético. Con una mirada de sabiduría-espiritual que hace que la contemplación de sus cuadros nos provoquen un estado multi-anímico que nos abre todos los canales sensoriales iniciando un diálogo creador-espectador de los enigmas de los inconvenientes del equilibrio de la armonía de la existencia.
Felip, en sus últimas creaciones , nos invita y nos seduce a dar un paseo para los aceites-grabados, bocetos de su jardín botánico y pictórico relleno de femeninos, inseminar la materia de la anatomía de la nada, mezclando el alquimia del amor de una espiritualidad vital, sin dejar de lado el sentido desenfadado del humor, ingredientes básicos de su personalidad, como la mística con vino y sifón. (Texto: Antoni Gost)
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