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GREGORY CREWDSON | Aquella calima que provoca una atmósfera a veces de ensueño y otras de pesadilla

¿Qué ocurre cuando se ponen, en una coctelera, un padre psicoanalista, un chico disléxico que necesita entender el mundo en términos de imágenes y un enamorado del cine y la fotografía? La respuesta es: Gregory Crewdson

Las fotografías de Crewdson se pueden apreciar, inicialmente, sin mucho esfuerzo. Pero, al mismo tiempo, están cubiertas por otro humo, pues aquella capa visual de belleza oculta las verdades, secretos y misterios que subyacen en cada encuadre. Ahí residen las compulsiones de su autor, los cuchicheos de su mente, el recuerdo infantil de aquellos desconocidos que se escabullían por el sótano de su casa con sus enigmas y confidencias. La presentación de las fotografías de Gregory Crewdson es tan monumental como el tamaño de sus escenas. Para crearlas, el autor requiere de una producción compleja, un amplio equipo de trabajo y, frecuentemente, desembolsos desorbitados. Son imágenes diseñadas para ser colgadas en los muros de un museo, o galería, o como parte del acervo de alguna colección particular. Antes de ser creadas, las fotografías de Crewdson ya tienen un comprador que estará dispuesto a desembolsar entre sesenta y ochenta mil dólares por cada una. Sus imágenes clásicas consisten en una escena congelada, un momento perpetuado, de una escena de los suburbios que ha sido hermosamente iluminada, con colores intensos, formas nítidas en toda la imagen y encuadres muy abiertos. A primera vista parecen fotos fijas extraídas de una película. Son imágenes donde su precisión, calidad y belleza saltan a la vista, pero donde suele aparecer una persona sola, alejada y desconectada. En estos planos generales, si se examinan con suficiente cuidado, generalmente se encontrarán otras formas humanas más pequeñas y multitud de pequeños detalles que constituyen pistas para comprender lo que está ocurriendo. Por Óscar Colorado Nates

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ENG: Gregory Crewdson works within a photographic tradition that combines the documentary style of William Eggleston and Walker Evans with the dream-like vision of filmmakers such as Stephen Spielberg and David Lynch. Crewdson’s method is equally filmic, building elaborate sets to take pictures of extraordinary detail and narrative portent.
Recent works include ‘Twilight and Beneath the Roses’, everyday scenes with charged, surreal moods that hint at the longings and malaise of suburban America. These pictures are like incomplete sentences, with little reference to prior events or what may follow. The artist has referred the ‘limitations of a photograph in terms of narrative capacity to have an image that is frozen in time, (where) there’s no before or after’ and has turned that restriction into a unique strength.
‘Sanctuary’, his most recent series, was shot amid the grounds of the legendary Cinecittà studios, outside Rome. Abandoned by the actors and crews that brought the sets to life, Crewdson decided to make the film sets themselves the subject of the photographs. Despite this change of direction, the artist’s vision persists: «As with much of my work, I looked at the blurred lines between reality and fiction, nature and artifice, and beauty and decay.»

www.gregorycrewdsonmovie.com

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