Traducimos a continuación unas interesantes reflexiones sobre el síndrome del phubbing divulgadas por Babycakes Romero, alias del fotógrafo británico autor de las imágenes que ilustran este artículo. Estas fotografías se han convertido en un fenómeno viral y han provocado un debate sobre los límites del uso del móvil en compañía de otras personas.
“Inicialmente me puse a hacer estas fotografías al ser algo que no dejaba de ver una y otra vez, además de experimentarlo en primera persona. En un principio me llamó la atención lo paradójico de ver a estas personas juntas y al mismo tiempo aisladas en la misma acción, era algo visualmente muy llamativo. Pero poco a poco me di cuenta de que había algo de tristeza inherente a todo ello. Vi cómo los smartphones se estaban convirtiendo en una barrera para la comunicación en persona. Vi cómo la gente los usaba como un parche social para ocultar su incomodidad, para rellenar el silencio, pero a medida que continué observando y documentando este fenómeno moderno me percaté de que los smartphones eran precisamente los causantes de esa incomodidad y ese silencio. Básicamente, permiten que las personas se retraigan en vez de relacionarse.
Todas las convenciones sociales relativas al uso de teléfonos en compañía parecen haber sido abolidas. El dispositivo tiene prioridad sobre la persona que está presente y eso me rechina. Es una forma de rechazo y un golpe a la autoestima de la persona ninguneada por el dispositivo. Creo que también pone de relieve una creciente tendencia a la auto-absorción por parte de la gente, ya que prefieren centrarse en el mundo virtual de su teléfono en lugar de hablar con la persona que tienen delante.
Al fijarme en estas personas y fotografiarlas, tuve la sensación de que no están presentes en el mundo real. Están conectadas a un mundo virtual de su propia creación. No tengo absolutamente nada en contra de la tecnología, pero siento que está comenzando a afectar a la cohesión social y debemos aprender a desconectar, o de lo contrario viviremos permanentemente desconectados los unos de los otros. Lo curioso y extraño del fenómeno es que la gente está empezando a obtener más satisfacción de sus intercambios virtuales que de las interacciones con otras personas en el mundo real. Personalmente, encuentro que las comunicaciones electrónicas son un sustituto bastante pobre y estéril de su equivalente cara a cara, pero mucha gente recurre cada vez más al mundo virtual para satisfacer sus necesidades afectivas en lugar de hacerlo en el mundo real. Una locura. Creo que el auge del narcisismo podría ser el factor decisivo a este respecto, ya que cada cosa que recibes a través del smartphone va dirigida a ti, mientras que en una conversación real no siempre eres el centro de atención. Es como si nos hubiésemos vuelto incapaces de asimilar la vida de otros por habernos obsesionado tanto con la nuestra.
Hay que decirlo alto y claro: los smartphones nos han convertido en seres terriblemente aburridos. Estás en compañía de alguien, ¡compórtate como tal! Ya sé que todo el mundo lo hace, pero precisamente así comenzó la Alemania nazi. Sí, es una vía de escape muy cómoda que te permite permanecer ocupado en lugar de entrar en conversación con quien tienes al lado, pero desconecta durante cinco minutos y mira a ver cómo te sientes. Igual te sorprendes. Ciertamente, sumergirte en tu smartphone no ayudará mucho. Sabes que lo que estás mirando puede esperar, sabes que no es importante, así que déjalo a un lado. Es curioso que los cigarrillos funcionaran mejor como parche social. Mataban la salud, sí, pero al menos la gente se lo pasaba mejor en compañía. ¡Ya está bien!
Nota adicional: Esta galería de imágenes se ha hecho viral en todo el mundo, y la misma respuesta que ha causado es una muestra de la seriedad del problema. Se han recibido cientos de comentarios sobre el tema, pero las reflexiones más conmovedoras, y la mayoría de las reacciones, hablan de las sensaciones de malestar y rechazo que todo esto está causando y lo triste que es constatar cómo nos estamos aislando los unos de los otros. El ascenso del smartphone ha sido tan rápido que no nos ha dejado tiempo para desarrollar unas pautas de respeto social, pero necesitamos desesperadamente establecer algunas reglas básicas para evitar que este fenómeno continúe afectando negativamente nuestras relaciones interpersonales.
Una de las cosas más increíbles de esta iniciativa es que ha ayudado a mucha gente a abordar el problema, empujándoles a plantearse en qué situaciones el uso del smarphone es o no es apropiado. Si estás sufriendo en silencio el ninguneo de compañeros, familiares y amigos que dan prioridad a las pantallas antes que a la vida real, ¿por qué no confrontar abiertamente con ellos la situación y establecer algunos límites? Aunque puede que tengas que enviarles un WhatsApp para captar su atención…”.
La galería completa, titulada The Death of Conversation, puede visualizarse aquí.