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Javi Aznárez | Crítica social entre el cómic y la pintura

Alguien muy cercano nos cuenta que Javi Aznárez es un tío con mucho arte y dos cojones, así que nos ha parecido el candidato perfecto para Infomag. Después de vivir muchos años entre Barcelona y París, Javi acabó trasladándose a Cadaqués, donde ha veraneado siempre, para abrir su propia galería de arte. Sus cuadros cuelgan mirando a la playa de Port Doguer, junto a las famosas arcadas de Cadaqués, mientras Javi trabaja… Con un corte de pelo muy comiquero y una sonrisa muy espontánea, Javi el pintor, el dibujante, Javi el artista, nos recuerda de repente al tema de Remate, uno de esos outsiders del indie, … “por lo que tiene de romántico, por lo que tiene de extraño…”

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Sus ilustraciones son muy bonitas, en lo personal me recordaron a las viejas acuarelas que están colgadas en la sala de mi madre. Supongo que maneja la metáfora con un mensaje más profundo y complejo de lo que se puede observar en la superficie. O tal vez sean las ilustraciones muy bien ejecutadas de una historia o novela, no lo sé. Sin embargo lo único que sí está claro es que estas obras valen la pena contemplarlas donde cada quién le dará su propia interpretación.

Lo que el viento de la Tramuntana de Cadaqués provoca:
Lo que espectador puede observar en esta serie de obras tiene un significado diferente, simbólico alejado de un simple paisaje. El artista ha retratado el viento de la Tramuntana como mujer gorda. La Tramuntana es el viento que siempre consideramos muy femenino, explica, muy diferente, agresivo, muy seco (se ríe) y es verdaderamente muy importante, afirma. Hay una guerra existente entre el viento de la Tramuntana y el viento del mar que es húmedo y muy desagradable. Siempre estamos preguntándonos lo que preferimos, el viento del mar o de la Tramuntana, el artista prefiere como él dice el viento de la Tramuntana. Pero cuando llega el viento en forma de estas mujeres gordas y las mismas se quedan muchos días resulta realmente muy duro. Es contradictorio, verdad, se ríe. Entonces al final de la historia ellas se comen los hombres y la conclusión me preguntaréis cuál es, pues es evidente, el viento de la Tramuntana vuelve locos los hombres.

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