Peculiar y prolífica artista, esta pintora y fotógrafa, basa su trabajo en la transformación de sí misma. Utiliza su propio cuerpo como soporte, primero se pinta y después se autorretrata, consiguiendo un concepto plástico que va más allá de la propia fotografía tradicional.
Unas veces hace sus propias versiones de cuadros famosos, otras se convierte, como ella misma se define, en “la novia de mundo” y en ocasiones se oculta tras letras y símbolos. Artista de reconocido prestigio, en ocasiones sutil, en muchas excesiva, pero siempre impactante.
«Una vez que abandoné mi tierra natal para escapar de la servidumbre mortificante y del humillante sino de la mujer japonesa, amplifiqué, a través de mi arte, una postura feminista de protesta contra los clichés contemporáneos de seducción, contra la servidumbre voluntaria de la mujer, contra la “identidad” definida por pertenencias y comunidades, contra los estereotipos de “género” y el determinismo de la herencia.» Por Noelia
Kimiko Yoshida’s quasi-monochrome self-portraits are well known and well acknowledged. These large, square, subtly lit monochromic photographs constitute her signature works since 2001. The artist, who sees a figure of the infinite in monochrome, regards the self-portrait as a disappearance: totally conditioned by the experience of transformation, her art develops the highly contemporary stance of protest against voluntary servitude, stereotypes of « gender » and biological determinism of heredity.
« Art is a subtle process of transposition, an assiduous struggle with the state of things. To be there where I think I am not, to disappear where I think I am, that is what matters. »