INFOMAG MAGAZINE

Lluis Quílez nos habla de su último corto “Graffiti”

Un mundo apocalíptico.
Una ciudad devastada.
Un último superviviente.
Edgar ha aprendido a sobrevivir en soledad, rebuscando en los
escombros y las montañas de cadáveres, evitando las zonas
contaminadas por “el incidente” que acabó con la vida tal y como
la conocemos.
Pero, un día, la rutina de Edgar se verá interrumpida al encontrar
en la pared del lugar donde duerme un graffiti, una única palabra
escrita que delata la presencia de otro superviviente:
“Anna”

Así se presenta Graffiti. El último corto de Lluís Quílez (Barcelona, 1978) ha recibido múltiples premios nacionales e internacionales, entre los que se cuentan, Mejor Cortometraje Europeo en el Festival de Cine de Sitges, Méliès de Plata en el Festival de Cine de Sitges, Mejor Cortometraje en el Festival de Boston Sci-Film, Mejor Cortometraje en el Festival de Cine de Santa Bárbara (Oscar Qualifyed). Premio Especial del Jurado, Mejor Música y Mejor sonido del Festival de Medina del Campo, por nombrar algunos; además de haber sido uno de los preseleccionados para los Oscar 2017.

30 minutos rodados en un lugar intenso, denso, y llego de emotividad, Pripyat (Ucrania), la ciudad más cercana al reactor numero cuatro de la planta nuclear de Chernobil, que tras la explosión convertiría la zona en un paisaje desértico, post-apocalíptico.

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Graffiti es un drama post-apocalíptico, una historia desgarradora, intensa y perturbadora. Edgar, el personaje principal es, aparentemente, el único superviviente de una masacre nuclear que ha destruido su entorno. Sus días son monótonos, y aún así trata de superar la soledad mediante la creación de su propio universo intentando así escapar de la miseria en la que se ve sumido. Y de repente… “Anna”, la aparición de esta palabra escrita a mano en la pared revela la presencia de otro superviviente y cambia las reglas.

En Lluís Quílez encontramos un creador que da al espectador la libertad de optar por su propia interpretación sobre los hechos narrados, fórmula inequívoca de enriquecimiento; después de ver el trailer queda mucho por saber sobre Graffiti y sobre el autor…

Bon dia LLuís, hablemos un poco de ti, ¿cuándo y cómo comprendes que hacer cine es la fórmula perfecta para desarrollar tu creatividad?

Desde que tengo uso de razón todas y cada una de las decisiones que he tomado siempre han estado influenciadas por una idea: ser director de cine. Cada paso que he dado me ha ido acercando a mi objetivo hasta finalmente conseguirlo. Ya desde pequeño soñaba con hacer películas que sobrevivan al paso de los años y las décadas. Películas que consigan marcar a una generación y quedar grabadas en la memoria de los espectadores.

Tus influencias…

Cuando miro atrás y pienso en el cine que más ha influenciado mi estilo, sin duda, aparecen dos nombres que marcaron mi niñez: Alfred Hitchcock y Steven Spielberg. Desde una temprana edad empecé a deborar las películas de estos dos maestros y con ellas aprendí las primeras lecciones de cine, muchos años antes de iniciar cualquier tipo de estudio teorico. Todavía hoy recuerdo el impacto que me causó ver por primera vez “Rear Window” o “Jaws”. Sin duda ambos cineastas han sido una clara influencia en la narrativa con la que me siento más cómodo a la hora de dirigir. En esta misma linea una de las obras que más me marcaron también fue “The silence of the Lambs” de Jonathan Demme.

Durante la adolescencia descubrí el trabajo de otros grandes directores que me abrieron las puertas a “otro tipo cine” y a su vez me motivaron para empezar a estudiar en la universidad. “Blue Velvet” de David Lynch y “La naranja mecánica” de Kubrick me enseñaron el gusto por los persanajes con una psicología compleja y oscura asi como por la creación de universos oniricos o extraños que conviven con naturalidad dentro de una realidad cercana y reconocible.

En mi etapa como estudiante universitario creció mi interés por el cine de autor europeo, siendo “Blow up” de Antonioni una de las peliculas que más me marcaron y de la que aprendí como una misma idea temática podia envolver todas y cada una de las escenas de la obra y sublimar en una tesis final que transmitiera un contundente mensaje moral. “Breaking the Waves” de Lars von Trier, “Les amants du Pont Neuf” de Leos Carax, “Irreversible” de Gaspar Noe, “Rosemary’s baby” de Polanski o “Funny Games” de Haneke me influenciaron especialmente en mis años como estudiante.

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Produces, diriges, escribes ¿Cuál crees que es el momento más complejo en la creación de un film?

Creo que lo que diferencia al cine de las otras artes es sin duda el montaje. Contar una historia con imágenes consiste en yuxtaponer imágenes que por si solas tienen un significado o emoción pero que al entrar en contacto con otras cambian de significado adquiriendo un nuevo valor. El arte cinematográfico (el lenguaje si quieres llamarlo así) nace con el montaje. A su vez este proceso es el gran desconocido del público debido a su voluntad de pasar desapercibido (mediante el corte invisible) en beneficio del sueño cinematográfico.

La escritura es un momento mágico que puede durar días o años. Las ideas ser van organizando y finalmente cobran sentido cuando tienes claro que quieres contar y como hacerlo. A partir de ahí empieza una batalla para convertir esas ideas (que sólo están sobre papel) en imágenes. Pero como como he dicho es la organización de estas imágenes (y también sonido) la etapa que conlleva siempre un mayor desafío y riesgo.

El cine es un gran productor de emociones ¿cómo se viven desde la posición de director?

Como decía Antonioni “para mi hacer una película es vivir”. Todos aquellos que han dirigido alguna vez saben a que me refiero. Es realmente una posición muy comprometida donde se tienen que poner en práctica muchas habilidades en muy poco tiempo y bajo mucha presión. Seguramente el grado de dificultad influye también en el grado de satisfacción.

Para mí el trabajo del director consiste, justamente, en encontrar las soluciones visuales (composición de plano, montaje, luz, uso del sonido, etc…) para crear un código de lenguaje único y que sirva como vehículo para contar la historia. Este “sistema de imagenes” no puede ser intercambiable ya que cada historia tiene un mensaje propio enmarcado dentro de un universo único. Es labor del director construir un engranaje narrativo hecho a la medida para cada historia que consiga conectar con el espectador y emocionarlo. Cuando fondo y forma se acoplan y complementan el resultado es una gran obra de arte.

Aprovecho para desmentir que los directores o gente que trabaja en cine no puede disfrutar de las películas porque conocen los mecanismos o estructuras en las que se basan. Pienso que siempre puedes disfrutar como espectador de una gran obra.

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Seguro que si, o nadie querría dedicarse a algo tan bello ¿cuándo y porqué decides crear “Graffiti”?

La idea de Graffiti me surje en el 2011. Había acabado de distribuir mi tercer corto, “Yaninadara” y estaba escribiendo un largometraje. Siempre había querido hacer una historia post-apocaliptica pero fuera de los clichés del cine de supervivencia. Como siempre suele suceder tras digerir algunas experiencias personales se acaban transformando en una idea y después empieza el trabajo intelectual de transformarla para el formato cinematográfico. No me gusta forzar demasiado así que cuando una idea esta madura acaba cayendo por su propio peso.

Sobrecoge una ciudad como Pripyat ¿un rodaje complicado?

Los principales retos fueron organizar un rodaje a distancia (se hizo la pre-producción en España) y llegar un día antes para hacer la localización técnica (repartir los espacios para cada escena) y después afrontar un rodaje de cinco días. Por suerte teníamos un buen contacto allí que nos ayudó a gestionar permisos con el ejercito que controla la zona y demás.

Rodar en Pripyat es incómodo básicamente por las condiciones meteorológicas que encontramos (estábamos a -15 grados y con nieve virgen hasta las rodillas). El tema de la radiación está muy controlado y siguiendo unas reglas bastantes sencillas no llegas a estar expuesto a ningún peligro.

En la era de la comunicación a la que aludes en “Graffiti” ¿disfrutamos o sufrimos más la soledad?

“Graffiti” nos muestra un futuro distópico donde un único habitante sobrevive como puede en la más absoluta soledad. En la concepción de la idea inicial ya estaba implícito crear un paralelismo con el mundo actual y la forma de comunicarnos y relacionarnos a través de la redes sociales, chats y mensajes instantáneos. El corto pretende reflexionar sobre la necesidad que tenemos del otro y de la ilusión del amor. Ilusión referida a fantasía o incluso espejismo. Me interesaba explorar la lucha contra la soledad de un personaje puesto en ese contexto y a su vez mostrar el poder de la imaginación para crear una historia de amor original y a la vez con elementos contemporáneos sin ser demasiado directo o explícito.

Y ya para terminar, cuéntanos ¿tienes en mente o iniciado tu próximo proyecto?

Estoy desarrollando otro cortometraje titulado “72%” que gira entorno a una catástrofe medioambiental. La idea es que el corto forme parte de algo más grande (una película episódica como “Babel” o “Pulp Fiction”).

En paralelo estoy trabajando en mi segundo largometraje. Un thriller psicológico que tiene pinceladas de género fantástico. Seguirá el tono de mis últimos cortos, ya que también es un guión escrito por mi. Será una película rodada en España y con reparto nacional que a nivel de temático y de género creo que puede abrir puertas que el cine español todavía no ha explorado.

Por Mila Abadia (arteaunclick.es)

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