El inquietante Museo del Sexo de la ciudad de Beppu, en Japón

El inquietante Museo del Sexo de la ciudad de Beppu, en Japón (curiosamente una de las más cálidas del mundo), desafía nuestra mentalidad occidental con respecto al sexo, pasmándonos ante la conceptualización que de este se realiza en Oriente.

Sin duda el sexo puede ser uno de los termómetros más interesantes para sondear una cultura, para conocer los pensamientos colectivos que se agitan o se contienen en su interior, que sale a la luz pública en manifestaciones de diversa índole, francas, enigmáticas, siempre atractivamente simbólicas.

En este sentido quizá Japón sea uno de los países que más curiosidad atraen en el campo de lo sexual, uno donde los imperativos sociales han dado lugar a expresiones que, en las antípodas, creemos estrafalarias, incomparables, a veces también incomprensibles.

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El famoso grabado de Hokusai, El sueño de la esposa del pescador, es un ejemplo elocuente de esta actitud social, compartida, frente al sexo y sus vicisitudes. Igualmente uno de los poemas del heterodoxo monje Ikkyu Sojun, quien justificadamente veía en las relaciones sexuales una posibilidad de iluminación:

 

Tanto koan

te enseñará el camino,

pero no al rico

coñito de muchacha

al que yo me dirijo.

(versión de Aurelio Asiain)

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Los ejemplos podrían ser muchos, casi tantos como las imágenes que han acompañado esta nota y que corresponden a los extravagantes museos dedicados al sexo en el llamado “país del Sol naciente” o, mejor dicho, vistazos a la ciudad de Beppu, en la prefectura de Oita, lugar también conocido, quizá no por azar, por el intenso calor de la zona.

Decir que las escenas son inquietantes o perturbadoras es, de alguna manera, quedarse corto. La verdad es que, más allá de una labor descriptiva que parece redundante por su carácter tan explícito, todas estas piezas se resisten a un intento de comprensión, de traducción a la sensibilidad occidental frente al sexo.

Imágenes vía io9